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miércoles, 19 de noviembre de 2008

EL CISNE NEGRO





¿Cuanta información debemos de recopilar para tener una certeza sobre algo?
Me temo que hay materias en las que el número de pruebas nunca será suficiente.
Tal y cómo bien explica el economista Nassim Nicholas Taleb en su interesantísimo libro The Black Swan, podemos ir al parque todos los días y encontrarnos sólo con cisnes blancos, pero eso no probará que los cisnes negros no existen, una circunstancia fortuita puede hacer que nos topemos con uno de estos raros ejemplares que ni siquiera imaginábamos que existiesen, bien en ese mismo parque o más probablemente en una visita a algún lugar más recóndito donde esta característica sea más abundante. Nuestra sorpresa no sería tanta, sin embargo, como la que se llevaron los primeros europeos que pusieron pie en Australia y conocieron animales tan impensables y sorprendentes a sus ojos como el canguro o el koala.
Siguiendo esta línea de razonamiento, y en el ámbito puramente subjetivo, podemos tomar el amor como ejemplo, supongo que ni infinitas pruebas son suficientes para demostrar que el afecto y el compromiso va a ser duradero, sobre todo cuando un aislado y desafortunado desliz podría dar al traste con todo lo bueno hecho anteriormente.
Desgraciadamente la vida no es más que incertidumbre, sabiendo que las certezas no existen y que siempre hay que estar atento a lo que sucede a nuestro alrededor, y lucha, tratando de superar los nuevos retos que constantemente hemos de afrontar.
Las generalizaciones y los estereotipos siempre han sido malos compañeros de viaje, pero pueden convertirse en auténticos lastres para responder a las exigencias de la época contemporánea donde todo cambia vertiginosamente y lo nuevo pone constantemente en entredicho a lo anterior.

Más que nunca hemos de ser capaces de, sosegadamente, aprender y reinterpretar la realidad, cambiar de traje sin dejar de ser nosotros mismos, desconfiar de los dogmas y dudar de todo porque hasta lo inimaginable puede sucecer. Eso es en definiva lo que hace apasionante la existencia. No todo está escrito, sea cual sea nuestra situación, aún hay esperanza.



lunes, 10 de noviembre de 2008

EL PRINCIPE DE LA PAZ

El juego de la política es el arte de la simulación, la hipocresía y el engaño. Un lugar donde prima el pretender sobre el ser y el vistoso continente sobre el valioso contenido. Un circo de descarados lenguaraces que venden sonrisas bobaliconas y chascarrillos fáciles en vez de estimular a la superación y a la exigencia. Nuestra nación ha sufrido como pocas el azote de los dirigentes incapaces que han proliferado como una auténtica plaga. Especialmente paradigmática me parece la figura de Manuel Godoy que tras 200 años podemos juzgar con el desapasionado prisma de la distancia. La de Godoy es la historia de un guardia de corps despreocupado y atractivo que un afortunado accidente al caerse de un caballo le hace trabar amistad con María Luisa de Parma, madura, ajada y lujuriosa princesa de Asturias y futura reina de España. A partir de ahí sus responsabilidades serán proporcionales, probablemente, a sus superlativas capacidades amatorias y falta de escrúpulos para complacer a la desdentada reina que sólo escuchaba lo que decía su Manuel, pero muy por encima de sus menguadas capacidades intelectuales. El conde de Floridablanca, que aspiraba a obtener una posición más ventajosa respecto a Inglaterra fruto de la cual España recupera Menorca y se distancia de Francia, es defenestrado en una oscura maniobra política lo cual aprovecha Godoy para hacerse con la Secretaría de Estado unos meses después, tras el fugaz paso del anciano Aranda (1793). Sin embargo la nueva política internacional de Godoy carece de firmeza y temeroso de la Francia revolucionaria acaba por firmar la indigna Paz de Basilea (1795), poco ventajosa para España, pero que le valió al ambicioso valido el pomposo título de Príncipe de la Paz. A partir de ahí España hipotecará su política exterior en beneficio de la francesa en permanente enfrentamiento con Inglaterra. La situación económica también es delicada y la ruina del banco de San Carlos un golpe insoportable para la maltrecha Hacienda Pública, paradójicamente Godoy reacciona acaparando más poder. Aunque la presión del directorio francés consigue apartar a Godoy provisionalmente del poder en 1798 este sigue mandando igualmente en la sombra. La política del valido depende cada vez más de los intereses franceses aún a costa de los nacionales (guerra de las Naranjas, Trafalgar), pero la situación se vuelve insostenible cuando decide dar permiso a los franceses para que atraviesen España e invadan Portugal a cambio del reino del Algarve para Godoy. Su narcisismo y falta de patriotismo le impide ver la realidad y el incidente acaba por provocar el motín de Aranjuez y los dramáticas abdicaciones de Bayona que permiten a Napoleón convertirse en rey de España en 1808.
Han pasado más de 200 años pero poco ha cambiado en nuestra nación y en el mundo.
Políticos con cargos por encima de sus posibilidades a cambio de los más perversos favores y componendas, políticas exteriores erráticas y supeditadas al capricho del pequeño vecino de turno de escasa estatura física pero mayor talla política (de forma que una nación potente e independiente se convierte en un servil apéndice de otra sin obtener por ello ningún rédito), imprevisión y crisis económica, reyes despreocupados y libidinosos, allegados al régimen interesados y oportunistas, instrumentos de comunicación parciales y tendenciosos. Se renuevan los actores pero la historia siempre es la misma. Cada generación ha de elaborar, eso si, su particular remake de la película para adaptarla a los tiempos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

BARAKA

Baraka es un hermoso, poético e innovador documental experimental, una sucesión de brillantes imágenes rodadas en 1992 sin un argumento definido que pretende mostrar la grandeza de la naturaleza humana. Baraka es también una antigua palabra sufí que significa aliento o esencia de vida. Baraka puede significar, asimismo, fortuna o suerte favorable. En Marruecos baraka es un don divino atribuido a los místicos y a las personas con cierta santidad, aquellos que otorgan bendición de dios a las poblaciones colocadas bajo su protección y a quienes peregrinan a sus tumbas. Y curiosamente, desde ayer, Barak Obama es es el nuevo presidente de los Estados Unidos de América. Un hawaiano de padre keniano y madre norteamericana criado en Indonesia por su padre adoptivo asiático y educado en Columbia y Harvard , dos de las universidades americanas más emblemáticas. Obama es un negro desteñido con facciones de blanco, de nombre musulmán y creencias cristianas. Su mestizaje genético y cultural es fascinante. Por tanto si Obama ha vencido al proteico héroe Mc Cain, garante del estilo de vida tradicional y de los viejos valores, es sin duda por ser un genuino representante de la globalizada época multicultural en la que vivimos y tal vez quien mejor pueda asumirla y entenderla. Ilusionado espero que el nuevo inquilino del despacho oval sea capaz de cristalizar sus ambiciones en hechos y articular sus sueños en un programa riguroso. Deseo un impulso en América, un firme golpe de timón, si, pero no un viaje a ninguna parte sin rumbo ni brújula. El planeta global está en crisis y necesita que el maquinista de la locomotora de occidente aporte soluciones imaginativas, sensatas y responsables. El mundo necesita aliento, fortuna, ingenio, algo de baraka. TRAILER DE LA PELÍCULA BARAKA

miércoles, 5 de noviembre de 2008

DE CANALES Y PUENTES



Si los rios representan el fluir del tiempo y el inevitable devenir de la vida que diría Heráclito, son los canales, bellos y barrocos cauces de este flujo de vitalidad, su expresión más artística y poética. Pero donde hay un río o un canal por el que discurren personas e ideas ha de haber un puente que enlace pensamientos y culturas. De ahí el seductor e hipnótico poder de las ciudades de canales y puentes.
Aún recuerdo cuando todavía niño visité Annecy con mis abuelos y me perdí por primera vez en un laberinto de canales, en las originales callejuelas empedradas de este pueblo encantador de la alta Saboya con deliciosos pasadizos como la puerta de Santa Clara y refinadas casas de piedra que parecían aún más bellas reflejadas en las cristalinas aguas que las circundaban. Terminado mi deambular y ya tocando con el lago que colinda con la villa me topé con un edificio bello pero sobrio, el Palais de l' Ile, completamente rodeado de agua con el fin de aislarlo de la ciudad puesto que antiguamente había sido utilizado como prisión. Alcé luego la vista para contemplar el robusto y elegante castillo que protegía la ciudad desde lo alto y reparé en que mi abuelo se acercaba hacia mi preocupado por mi larga ausencia. Con protectora indulgencia puso mi mano sobre mi hombro y me condujo a un bote en el que recorrimos el gran lago, bordeado de magníficas residencias y castillos. El agua era infinitamente pura, el cálido día de septiembre resplandeciente y luminoso, una suave brisa acariciaba mi cara y yo me sentí completamente relajado y feliz. Pensé en los desventurados cautivos que habían ido a parar en el Palais de l' Isle y los compadecí.¡Qué terrible destino es ser cautivo rodeado de una espectacular belleza que no puedes disfrutar!.
Y así otras ciudades con canales siguieron a Annecy.
Chartres, cerca de París y eclipsada por su imponente catedral, pero con un casco antiguo plagado de calles tortuosas, puentes de piedra sobre los canales y lavaderos que evocan a la Edad Media. ¡Qué divertido paseo con Laura en el trencito turístico y que suculenta comida un restaurante típico!
Brujas, en la parte flamenca de Bélgica, con canales plagados de cisnes por los que navegan los barcos con turistas, de la plaza de Burg a la iglesia de nuestra señora y aún más allá. ¡Qué ciudad más encantadora y qué sofoco, por más que las impresionantes vistas compensaran luego el esfuerzo, subiendo por las escaleras del campanario ubicado en la plaza mayor!
Cesky Krumlov, tal vez no es una ciudad de canales al uso pero si una auténtica obra de filigrana rodeada de un anillo de agua en el brazo del río Moldava que forma un pronunciado meandro en ese punto, de original acceso por la pasarela de un castillo y con una fisonomía absolutamente medieval en la que destacan sus fachadas de piedra y de colores y sus puentes de madera. La capital de la bohemia meridional es el decorado más idoneo para un romántico paseo. ¡Que agradable día de mayo de la delicada mano de la mejor compañía posible!
Venecia, sin duda el arquetipo de las ciudades con canales, es pura magia y sofisticación. Un lugar único y especial con lugares llenos de embrujo, la plaza de San Marcos, las góndolas, los puentes de Rialto y de los Suspiros. Era de noche y, completamente perdidos en el seductor laberinto que es la ciudad en sí, se nos hizo tarde para coger el último vapporetto de vuelta a nuestro hotel, situado fuera de la laguna, una espectacular carrera por las empedradas callejuelas y un providencial retraso hizo que mi hermana, dos amigas brasileñas que conocimos durante el viaje y yo pudiéramos dormir a cubierto esa noche. Casi lo lamenté. ¡Que hermoso hubiera sido haber dormido al raso en la ciudad más poética del mundo!
Pero no solo en Europa hay canales. A más de 2000 metros de altura en una zona conocida como pre Tibet ya entre el cielo y la tierra se encuentra Lijiang, un auténtico paraiso. A veces sueño que estoy de nuevo en el palacio de Mu, lugar donde la familia dominante dirigía los destinos de toda la etnia naxi, y puedo contemplar de nuevo toda la ciudad antigua con sus callejuelas empedradas y sus refrescantes canales que trasportan el agua venida directamente del Himalaya. ¡Qué fresca está el agua y qué puro es el aire!
Bonitos recuerdos, si, pero aún muchos canales y puentes por explorar. Mis ojos miran ya al Adriático. Allí se encuentra Ámsterdam. ¡Qué maravilloso es poder disfrutar de la fascinación de ciudades tan singulares!

domingo, 2 de noviembre de 2008

EL BARRANCO DEL INFIERNO






La isla de Tenerife, que últimamente visito con bastante frecuencia, es una maravillosa caja de sorpresas.
En su parte meridional, tradicionalmente asociada con el turismo de masas, el sol y la playa, se encuentra un auténtico oasis de naturaleza y vida. El barranco del infierno, un pulmón verde en el árido sur.
Se accede al mismo por la localidad de Adeje y el recorrido sigue el antiguo cauce de un río, ahora prácticamente sin actividad salvo en su parte final donde se encuentra uno de los pocos puntos de la isla donde el agua fluye espontáneamente.
Inicié la caminata al mediodía y a pesar que el pedregoso camino es un tanto intrincado, el paseo, de aproximadamente 7 kilómetros, resultó agradable y liviano.
La marcha discurría entre portentosas laderas de piedra y una profunda garganta donde aún se aprecian estratos de sedimentos de lava volcánica, dejando atrás maravillosas vistas del luminoso poblado de Adeje rodeado por el mar.

En este tramo la vegetación circundante era escasa y pobre, sólo algunas plantas autóctonas como los sufridos cardones y la original tabaiba florecían tímidamente en un terreno seco y rocoso. Sin embargo encontramos gran colorido en el cielo, abundantes aficionados al parapente desplegaban sus vistosos globos aprovechando el fuerte viento y las empinadas laderas de la zona en lo que constituye un lugar ideal para la práctica de este temerario deporte.
Según íbamos ascendiendo notábamos un entorno más puro y un contacto más íntimo con la naturaleza. En el horizonte ahora se atisbaban cernícalos y las cabras saltaban, jugueteaban y se lamentaban de forma escandalosa entre los riscos que nos rodeaban.
Los fuertes quejidos de uno de los animales, potenciados por el eco que se creaba en el desfiladero llegó incluso a alarmarnos pero uno de los guardianes del parque natural pronto nos tranquilizó y nos explicó que eran las normales disputas entre machos, porfiando por hacerse con el dominio de las hembras, algo por otro lado común en cualquier especie aún cuando los rituales puedan ser un tanto más refinados.
Continuamos la ruta y reparé en las antiguas canalizaciones que conducían el agua de la montaña al pueblo, algunas con varios siglos de antigüedad, según nos explicó una amabilísima guía y curiosamente vieja conocida de una de las chicas que realizaba la marcha con nosotros.
Pasamos por unos puentes de mampostería y poco después observamos que el paisaje variaba súbitamente convirtiéndose en una proliferación de vegetación y verdor.
El agua fluía libremente en forma de arroyuelo y era casi inevitable mojarse en algún punto. El frescor era de lo más agradable, así como el canto de alguno de los pájaros que anidaba en el lugar, pero eso no era nada comparado con la gran sorpresa que nos esperaba al final. De una imponente pared y en un paradisíaco claro surgía una hermosa cascada, un fino, cristalino y delicado hilo de belleza y de vida. Allí disfrutamos del espectacular entorno unos minutos para iniciar a continuación el descenso por la misma senda que habíamos seguido previamente, con un único alto para avituallarnos y compartir anécdotas y risas con los fantásticos compañeros salmantinos y canarios que me habían acompañado en esta pequeña expedición.

Por la tarde me tocó relax en la playa de Médano pero continuo ávido por seguir descubriendo todos los secretos y rincones de la isla. Ansío ver que grata sorpresa me deparará mi próxima visita.

lunes, 20 de octubre de 2008

DOLIA



Siguiendo la estela de mi primo César, incombustible aventurero, el otro día me acerqué a Dolia, un remoto pueblo perdido en el corazón de la Asturias rural del que nunca había oído hablar antes. Accedimos al lugar desde la villa de Grado, por una estrecha y mal señalizada carretera de montaña de unos 30 kilómetros. El viaje en coche se hizo bastante cómodo, el día era muy soleado, el puerto tendido y el trazado no excesivamente sinuoso.
A ambos lados de la carretera imponentes montañas y algún diminuto y languideciente pueblecito, sin apenas actividad. Nos encontrábamos en una zona de bajísima densidad de población, relativamente virgen, apenas modificada por la acción del hombre.
La antigua calzada romana de la Mesa, cuyo itinerario aún hoy se puede seguir a pie, es una opción alternativa al coche, ideal para aquellos que quieran recrearse en un lugar cargado de belleza e historia. El camino romano fue durante siglos la principal vía de comunicación entre Asturias y la meseta, por donde los romanos transportaban el oro hacia el sur y en la ruta aún se encuentran multitud de referencias a esa época. El mismo pueblo de Dolia (tinaja en latín) al que nos dirigíamos era un punto estratégico en la ruta e incluso, siglos después, en el medievo, sus habitantes estaban exentos de impuestos a cambio de proveer de alimento y morada a los exahustos viajeros.
En Dolia planeábamos encontrarnos con Kike, amigo de la infancia de mi primo, carismático e infatigable, capaz de, frisando los cincuenta, romper amarras con una vida de éxito y al estilo de Paul Gaugain, abandonar la confortable civilización y lanzarse a vivir sus sueños.
Kike había comprado la mayor parte del pueblo, unas 20 casas casi todas de piedra, convirtiéndolo en su particular reino y refugio, arrastrando con él a su familia, contagiada de su desbordante entusiasmo. La mayor parte de la restauración la había efectuado el propio Kike haciendo de sufrido albañil, peón o ebanista cuando en realidad toda su vida se había dedicado a la banca.
Su espíritu inquieto, su innata habilidad, su afición por el bricolage y la carpintería y su identificación con el proyecto de reconstrucción del lugar, han permitido que en 25 meses y sin apenas ayuda, el pueblo haya podido resurgir del abandono y del olvido.
Cada dificultad la convertía en un reto personal, empleando grandes dosis de ingenio en adaptar pequeños vehículos 4x4 con los que poder transportar nuevas vigas de madera para los desvencijados techos de las casas por los estrechos caminos que había entre las viviendas o de esfuerzo vaciando las antiguas cuadras buscando darles la altura suficiente para convertirlas en confortables apartamentos.
Llegamos al pueblo, bellamente encajado entre las cercanas laderas del monte y con forma de tinaja como indica su nombre latino, a eso de las 4 de la tarde del pasado miércoles. El día aún parecía más luminoso a esa altura, con ese sol de otoño que acaricia y no daña. A nuestro alrededor, la imponente estampa de una interminable sucesión de abruptas montañas y tendidos valles, casi completamente despoblados, teñido todo de ese cromatismo ocre y rojizo tan característico de la época.
Advertido por César, Kike nos esperaba junto una antigua pared de piedra, con gran alegría dio un salto para saludar a su viejo amigo. Tras un fuerte apretón de manos y con su característica vivacidad pasó a mostrarnos con orgullo sus preciosas y preciadas posesiones.
Empezó por una casa de escaleras de piedra y dos alturas enmarcada por una esquina de madera ensamblada, según las técnicas tradicionales, sin usar puntas. En sus estancias superiores había ubicado la vistosa y acristalada recepción del complejo rural que estaba desarrollando y un pequeño comedor. La parte inferior la había convertido en un coqueto bar. Saliendo del edificio por la parte posterior nos encontramos entre dos pequeñas viviendas de piedra ya completamente habilitadas interiormente como apartamentos rurales compuestas de salón, cocina y dos habitaciones con estilo rústico y atmósfera tradicional pero todas las comodidades necesarias ( baño, cocina, neveras, micro-ondas, TV con pantaña plana ) y magníficas vistas a las hermosas montañas que enmarcaban el lugar.
Más allá muchas más viviendas en pleno proceso de restauración. De entre ellas destacaba la más grande y ambiciosa, con una amplia y luminosa galería, en cuyos bajos está proyectado un relajante complejo termal de inspiración romana.
Al fondo estaba la iglesia, con originales arcos de piedra en su interior, que también será objeto de una próxima restauración, y una amplia zona de juegos en lo que vendría a ser la plaza principal del pueblo. Asimismo y salpicados entre las construcciones de piedra, hórreos, paneras, viejos carros del país, antiguos aperos de labranza y otros elementos que nos retrotraían a un pretérito y fascinante mundo rural.
Antes de despedirnos de Kike, aún nos invitó a tomar un refresco en el pequeño bar y nos emplazó a volver en la próxima primavera a recorrer a pie alguna de las numerosas sendas que rodean el pueblo, con impresionantes vistas y desde las que se pueden observar, lobos, osos, rebecos y jabalíes. No faltaremos a la cita.

viernes, 10 de octubre de 2008

AMBIGÜEDAD



Vivimos una época confusa, bombardeados por un exceso de información, rodeados de mensajes contradictorios y tendenciosos.
Los valores se relativizan y las ideologías se diluyen, pero a la vez nuestras acciones están cada vez más interconectadas y nuestras vidas son más poliédricas que nunca. Las circunstnacias nos obligan a jugar diversos roles y como camaleones continuamente nos hemos de adaptar a un entorno cambiante.
Nuestras actuaciones no deben de ser juzgadas de un modo dogmático. La realidad se construye a base de pequeños retazos de historias y así vamos configurando nuestro complejo mundo de pasiones, finanzas, desamores, perversiones, materialismo y soledad. Al final el protagonista es el único juez posible de su propia realidad. Sólo él conoce todas las claves de su historia. El problema es que esa no es TODA la historia porque la realidad no es uniforme, tiene múltiples registros y la tragedia de algunos puede suponer la salvación de otros.
Esa es la propuesta de la caleidoscópica novela del australiano Elliot Perlman, Ambigüedad, uno de los libros más sugerentes y atractivos que he tenido la oportunidad de leer en estos últimos meses, una perfecta reflexión sobre la aventura de sobrevivir a esta convulsa época que nos rodea, buceando en el mundo interior de 7 personas completamente distintas ( un profesor en paro, un psiquiatra, un broker de la bolsa, una ex novia... ) a las que dará la oportunidad de convertirse en narradores de su historia y encajar ésta en el complejo puzzle de la incierta existencia.

jueves, 9 de octubre de 2008

NUEVOS CLIMAS, VIEJOS AIRES

Desde las remotas épocas de la última glaciación y aún antes, los hominidos elevan la vista al cielo y recrean animales o figuras mirando a las nubes tratando, sin éxito, de controlar y predecir los fenómenos atmosféricos.
La meteorología continúa hoy en día aleatoria e imprevisible, los sabios aún no han descubierto la ecuación que contenga la ansiada respuesta, y, según quien sea el mecenas de la sesuda investigación, un mismo fenómeno puede tener diversas y contradictorias explicaciones.
En la España medieval si las cosechas eran malas bien por la sequía o el temporal los señores feudales o la Santa Inquisición aplacaban la ira de sus súbditos, los siervos de la gleba, quemando algunos judaizantes. Cuando no llovía los mayas trataban de complacer a sus dioses sacrificando unos cientos de desventurados convecinos. Tanto horror podía turbar incluso el templado ánimo de sus deidades y conmovidos rompían a llorar proporcionando la necesaria y ansiada lluvia.
En la isla de Pascua la divinidad era sensible al arte y regalaba el clima adecuado a cambio de que se les construyeran gigantescos moais con los que poder recrearse.
Lástima que esquilmado el medio en Pascua y, tras una gran sequía, asolada la agricultura en Centroamérica ambas civilizaciones se desmoronaron por falta de previsión e infraestructura. En España la pertinaz y endémica sequía sólo se solucionó en parte cuando se emprendió un incompleto plan de transvases y regadíos que aún hoy en día seguimos desarrollando.
Pocas cosas han cambiado desde entonces. El hombre del tiempo, el metereólogo, provisto de una paraferanalia más civilizada, es el moderno chamán, para sus predicciones no necesita huesos mágicos o entrañas de animales muertos, las barras isotérmicas o las fotografías del satélite Meteosat son lo suficientemente inspiradoras, con ellas trata de barruntar nuestro futuro y predecir soles que no aparecen, vientos que no soplan o temporales que se quedan en aguas de borrajas.
Sus inestimables compañeros son los Sumos Sacerdotes de la postmodernidad que reaccionan ante los imprevistos metereologicos demonizando a lejanas petroleras, madereras, quimiqueras, ingenieros, arquitectos o constructores. No tienen ningún género de dudas y lanzan sus irrefutables proclamas mientras se pasean en sus coches de gran cilindrada, calientan sus casas más de lo estrictamente necesario o quedan hechizados ante los objetos bellamente envueltos y los escaparates obscenamente iluminados.
Pero podemos seguir consumiendo tranquilos, el verdadero responsable de todo habita allende los mares. Como decía Jean Paul Sastre, el infierno siempre son los demás.

martes, 30 de septiembre de 2008

LA PEQUEÑA TIENDA DE LOS HORRORES

El mundo actual es una delicada figura de porcelana, frágil filigrana china, navegando sin rumbo en medio de un mar bravío.
Las luces de neón de los casinos de las Vegas sustituyen a la iluminación trascendente, la ocurrencia disparatada a la idea elaborada, la bisutería a la joya y el demagogo al pensador, en una suerte de sucedáneo de existencia donde ya nada es genuino u original.
Nuestro entorno se ha convertido en una pequeña tienda de los horrores, atraídos todos por el morbo de lo grotesco, donde reposa Audrie II una planta carnívora que crece y crece desordenadamente en el sótano, que bebe con avidez cantidades ingentes de sangre, a la que hay que alimentar constantemente y que amenaza con devorarnos a nosotros mismos en cada instante.
Un entramado social siempre apresurado y en peligro en el que habita un individuo fácilmente impresionable y manipulable que ya no encuentra sosiego ni satisfacción por nada, inmerso en una continua huida hacia delante en un planeta frágil, carente de sólidos cimientos y que se descompone sin remedio.
Igual que las Torres gemelas de Nueva York, nuestra pequeña torre de cristal se desploma, se cae como un castillo de naipes ante el simple aleteo de una mariposa en Wall Street o el desagradable chillido de un fundamentalista incendiario en Teherán.
Internet, Imagenio, mensajes de móvil, DVDs, GPS, mandos a distancia, tecnologías que nos desbordan, máquinas que ya no entendemos ni dominamos parecen acudir en nuestra ayuda pero somos más vulnerables que nunca, no sabríamos sobrevivir ni 24 horas en un entorno natural, hemos olvidado de donde venimos y no sabemos a dónde vamos. Serían necesarias grandes dosis de ingenio y valor para frenar a este potro desbocado.
Desgraciadamente es más fácil consumir que pensar, ignorar la realidad que afrontar los problemas, la sonrisa bobalicona que los retos apasionantes, callar que hablar claro.El precio del petróleo pude subir o bajar, las acciones se compran y se venden, unos ríen y otros lloran pero hay crisis cuando las ideas y los valores se resquebrajan o cuando las personas decentes, valientes y preparadas son ignoradas, ridiculizadas y vilipendiadas.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

UNIDOS DE LA MANO















La semana pasada supuso, para mi, un soplo de esa verdadera multiculturalidad que tanto hecho en falta en Gijón.
Días de animados encuentros entre bretones, escoceses, galeses y asturianos en una auténtica celebración de las tradiciones célticas con el permiso de algún invitado inglés, brasileño o castellano donde el don de lenguas, la curiosidad y el desenfado parecían ser los atributos comunes de la mayor parte de los jóvenes invitados.
La atmósfera me llegó a recordar a mi enriquecedora etapa de estudiante en Cardiff, donde este tipo de encuentros eran cotidianos, suponiendo en mi caso el acontecimiento un genial cambio de escenario sin necesidad de salir de la ciudad, de modo que por una vez la montaña venía a Mahoma.
Así pues, y tras dos o tres divertidas jornadas llenas de sorpresas para todos; un asturiano escanciaba sidra mientras un escocés explicaba lo que significaba el Kilt en su cultura o el bretón rompía un cubito de hielo sobre la cabeza de algún inglés, llegó el acontecimiento que a todos no había reunido en la ciudad, el enlace matrimonial entre una asturiana ( en este caso mi hermana ), y un escocés.
Los británicos acudieron al evento, previsto para las 5,30 de la tarde, con su tradicional kilt realizando una especie de procesión desde el hotel donde se alojaban la mayoría hasta la iglesia de la ceremonia. Al frente de la original comitiva un personaje encantador y entrañable, Robert, gaitero de Kelzo, que con sus atemporales melodías, conseguía crear la adecuada atmósfera de contenida alegría y respeto por las arraigadas tradiciones.
Ya en la iglesia se cambio la música celta por la sacra y sólo la belleza de la novia y alguna de las invitadas conseguía restar algo de protagonismo a los vistosos trajes regionales de los escoceses.
En su sermón el sacerdote volvió a insistir en la idea de que las procedencias podían ser múltiples pero la divinidad una sola y que el orgullo por lo nuestro pero el respeto por lo ajeno debían de guiar nuestra conducta.
De nuevo en el exterior serpentinas, pétalos de rosa y nada de chabacano arroz. Más música de gaita, a veces escocesa, otras veces asturiana y un día espléndido para acompañarnos al banquete.
Desde la terraza del restaurante Bellavista magnificas puestas de sol para hacer honor a su nombre y delicioso y abundantísimo aperitivo en el que continuaron surgiendo risas y complicidades entre los invitados de las distintas procedencias.
El banquete que comenzó cerca de las 9,30 consistió en una interminable sucesión de sabrosos platos que consiguió que hasta el equipo de rugby de Aberdeen rechazase un segundo plato, por primera vez en su historia....
Tras la comida y siguiendo en este caso una tradición británica, se pasó a la lectura de discursos. El novio estuvo en su doble versión, castellano e inglés, divertido y cariñoso. Los testigos, solo en versión inglesa, fueron genialmente mordaces, tal vez por fortuna, buena parte de los invitados de España no pudieron entender nada. Su delirante gracia estaba en su ironía, pero como suele ser habitual en estos casos el novio no salió muy bien parado.
Por último hizo su intervención el hermano de la novia en un discurso sentido y emocional que fue muy aplaudido, sobre todo en su versión inglesa y por el que, debido sin duda a la extraordinaria generosidad de la gente, recibí muchas alabanzas.
Tras el trago de la lectura pude relajarme y los novios, mi hermana y Neil, pasaron a cortar la tarta.
Después del postre, que en esta ocasión fueron dos, tocaba el momento de bajar tanta comida y nos dirigimos a la zona de baile y allí nos encotramos con otra pequeña sorpresa. Louise, una delicada y jovencísima bailarina nos deleitó con una danza gaélica en toda una demostración de resistencia física, coordinación y calidad técnica.
Tras esto el convencional baile donde se mezclaron los habituales ritmos de pop españoles con los británicos y la proverbial barra libre.
Cuando a eso de las 4 de la mañana la música enlatada desapareció, de nuevo Robert, el impagable gaitero, vino en nuestra ayuda. La pureza de su música despertó de lo más profundo de nuestro interior ancestrales ritmos y sones.
Más de la mitad de los invitados ya se había ido, pero los que aún quedábamos empezamos a entrelazar con fuerza nuestros brazos, dábamos vueltas y una vez alcanzada la velocidad necesaria nos soltábamos para volver a coger de nuevo a quien tuviésemos más cerca en una suerte de enloquecido baile celta. Cuando las energías empezaban a decaer todos comenzamos a hacer un circulo y con los brazos en alto nos cogimos de la mano para bailar la danza prima mientras cantábamos el Asturias patria querida. En el centro haciendo un pequeño círculo estaban los novios y los padres de ambos. Rodeándolos un abigarrado grupo de gente de distintas edades, nacionalidades y procedencias que habían unido sus manos para celebrar algo único y especial, el imparable poder de un desbocado torrente que desborda barreras y prejuicios, la incontenible fuerza del amor.

lunes, 22 de septiembre de 2008

EL VIAJE MÁS APASIONANTE

Reproduzco el discurso que tantos nervios me hizo pasar.
Se trataba de un momento especial para mi hermana y no quería fallarle. Se le echó valor y pude superar la prueba. Espero estar más tranquilo la proxima vez...

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La celebración de esta noche constituye un singular homenaje a este mundo global y cosmopolita que permite que una asturiana y un escocés caigan atrapados por las redes del amor en la hermosa, y ya no tan lejana para nadie, ciudad de la luz o que dos familias separadas por diferentes tradiciones lenguas y miles de kilómetros de distancia vengan a descubrir aquí en Gijón, al borde de una costa bañada por un mismo océano, lo mucho que les une en realidad y puedan compartir todos juntos, emociones, sentimientos e ilusiones comunes.

La Eva aún niña que jugaba a la comba o al cascallo en el barrio del Carmen y que recuerdo con total nitidez, la intrépida adolescente que decide irse a América en busca de nuevos horizontes, la inteligente universitaria que tras acabar sus estudios anhela nuevos estímulos y se deja seducir por el hechizo de París es hoy una joven reposada pero desenvuelta, tranquila pero curiosa, sobria pero moderna, austera pero elegante, independiente pero ilusionada por compartir el azaroso viaje de la vida con un inmejorable compañero, viajero infatigable, divertido, espontáneo, al que le unen valores, anhelos e inquietudes comunes y con el que se dispone con alegría contagiosa a afrontar los retos más estimulantes.
Eva y Neil, de todo corazón os deseo mucha suerte en este apasionante viaje.

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Tonight’s event celebrates the wonder of a world that allows a young asturian woman and a scotsman to meet and fall in love in Paris, the city of light. A union, which just a few years ago was an unimaginable dream uniting 2 families, which were previously separated by a different language,culture and thousands of miles between them, to come together, here in Gijon. 2 families who are in reality bonded by the same ocean allowing them to experience together the same emotions, feelings and dreams.

I remember a young girl, skipping or playing hopscotch in the street outside our house and I remember a brave young teenager deciding to exchange this beautiful coast for the plains of America in search of her new horizons, I remember the intelligent university graduate after finishing her studies burning with ambition for new challenges in Paris.

Today, I see my sister as a young woman, strong but caring, calm but inquisitive, traditional but modern, austere but elegant, independant but looking forward to taking the next step in her life with her perfect partner, a man who I see as a tireless traveller, funny, spontaneous who will share her aspirations and confrontations who will be at her side to share all their special moments
Eva and Neil, from the bottom of my heart I wish you both the best of luck in this veritable voyage.

martes, 9 de septiembre de 2008

MISION DE PAZ

Durante siglos nuestro reino se convirtió en garante de la religión católica. Nuestros orgullosos antepasados se pusieron al servicio de una labor divina. No importaba arruinar vidas o haciendas, se trataba de una causa santa y el fin justificaba cualquier medio.Después llegó la decadencia y en 1898 se perdieron los últimos restos de aquel moribundo imperio. Costó todo el siglo XX asumir nuestro nuevo papel, padecimos dictaduras infortunios y al final comprendimos que ya no éramos una potencia, pero podíamos convertirnos en un valioso aliado.
Con humildad e inteligencia y de la mano de los países más desarrollados y las democracias más consolidadas empezamos a sacar partido de nuestra nueva condición. Pero tanta calma y estabilidad perjudicaba a mediocres, holgazanes, chantajistas, vividores, ladrones, fundamentalistas, terroristas y todos aquellos que vivían con prisa. Mientras otros trabajaban ellos se dedicaban a intoxicar y conspirar y espontáneamente se inició una grave crisis.
Un aprendiz de Robespierre, ignorante e indolente, lleno de fantasmas y frustraciones y con cuentas pendientes consigo mismo, toma las riendas y sorprendentemente todo mejora. La furia se aplaca guillotinando estatuas, las guerras se convierten en misiones y los legionarios en cooperantes y predicadores. Los que caen no mueren, pasan a ser mártires.
Como Peter Pan viajamos al país de Nunca Jamás y el capitán Garfio se convierte en nuestro amigo y aliado. Buscamos horizontes nuevos y ansiamos encontrar El Dorado en el Caribe o en el imperio inca, con los sátrapas locales se vuelven a renegociar las condiciones de la encomienda o la mita y, con el oro, los sicarios de Alá o de Sabino Arana se podrán cobrar la deuda por los servicios prestados.
Un desatinado Papá Noel expide millones de pasaportes al Hotel Paraíso y colapsa el sistema, pero a río revuelto, ganancias para los empresarios y oportunistas adictos a la prisa.Todo va bien, el país o lo que queda de él, vuelve a su papel de evangelizador de otros pueblos y civilizaciones y se reinventa como potencia, los enemigos ahora son bandidos y se eliminan 13 o 300 pero siempre en misión de paz. Las democracias occidentales han de ser remodeladas, mejor el caos que el antiguo orden gritan los elegidos con el puño en alto mientras un brillo especial ilumina sus preclaros ojos. Bienaventurados somos.

jueves, 31 de julio de 2008

GLOBALIZADOS

Los jueves acostumbro a tomar un kebap en el turco que hay cerca de la playa. El camarero de Bangla Desh ya sabe las salsas que más me gustan y está casi tan rico como los que solía tomar en Inglaterra, donde este tipo de negocios tiene una larga tradición. Sin embargo ese día me apetecía tomar una cerveza y el dueño, estrictamente musulmán, no sirve alcohol en su local.
Decidí, pues, ir al chino que hay en la esquina. Allí entre escuálidas bellezas de ojos rasgados, probando esencias, aromas y sonidos de esa cultura milenaria desde siempre encerrada en si misma, caí en la cuenta de la gran transformación que se ha producido en nuestra sociedad en apenas una década.
Lo que a Marco Polo le costó, sufrimiento, incertidumbre, años de viaje, peligros infinitos y la incredulidad de sus coetáneos que lo acabaron tomando por loco y encerrando en una celda, hoy se puede disfrutar a cinco minutos de nuestras casas.Aún haciéndome estas reflexiones, ya en la calle, a la salida del restaurante, un fornido y sonriente africano de los que no hace tantos años causaría estupor, o al menos sorpresa, en alguna no tan apartada aldea, me ofrece con toda naturalidad las últimas novedades en DVD, todas americanas, por supuesto.
No estoy interesado y enseña la mercancía a otro transeúnte, en este caso un otoñal galán de chaleco amarillo y roída gabardina que tampoco le presta ninguna atención ya que su mirada está fija en dos desaliñadas rumanas. El buen señor parece más proclive a dejarse seducir por los soeces guiños de las dos muchachas, presumiblemente de la etnia gitana, ansiosas de dar un buen escarmiento a la, tal vez, no tan inocente vanidad del anciano.
Llego a casa todavía sonriendo y, tal y como hago todas las noches, me conecto a Internet. Entre mis contactos encuentro gente muy diversa que he conocido a lo largo de todos estos años, los hay de Grecia, Alemania, Lituania, Perú o China. La telaraña de la red consigue que las amistades no se elijan en función de criterios étnicos o geográficos. La gente se agrupa por afinidades simpatías o formas de entender el mundo.Definitivamente nuestro planeta se ha aplanado y democratizado, los lujos antes al alcance de unos pocos privilegiados hoy son accesibles para todos.
Esto nos proporciona grandes ventajas pero, a la vez, nuevas responsabilidades y retos que afrontar.El obrero chino compite con el alemán. El informático americano colabora con el hindú. Al arquitecto coreano le surge competencia en España.Las intangibles barreras que Occidente había creado para proteger su way of life caen con más estrépito que el muro de Berlín.
El proceso ya ha comenzado y lo más inteligente es sacar el máximo provecho de este nuevo entorno. No seamos tan vanidosos como mi maduro vecino y actuemos con prudencia y respeto. Las nuevas culturas tienen mucho que aportar, aprendamos humildemente todo lo bueno que nos ofrecen y descartemos solo aquello que realmente sea dañino deshonesto o cruel.Es hora de dejar de hacer lo rutinario y aburrido, vamos a tener el placer de enfrentarnos con fantásticos, desconocidos y excitantes retos. Nuevos amigos, oportunidades y horizontes nos esperan allende los mares.

viernes, 25 de julio de 2008

EL MUCHACHO Y LA PROFECIA



El muchacho poseía un don, podía ver el futuro en sus sueños pero, al contrario que la desdichada Casandra, sacerdotisa de Apolo, su cualidad era reconocida y admirada.El respeto y la gratitud de su pueblo le causó gran dicha en un principio. Se le agasajaba con regalos y ofrendas y a su madre, según su petición, se le instaló en la choza más confortable del pueblo. Él, a cambio, les informaba, según sus sueños proféticos o visiones nocturnas, de cuando se debía plantar la cebada, si habría tormenta o por dónde aparecerían las manadas de lobos o jabalís.Todo marchó bien un tiempo, pero la prosperidad de su pequeño pueblo pronto despertó la codicia de sus ambiciosos vecinos.Tanto es así, que los bárbaros extranjeros no tardaron en lanzar una expedición militar contra el diminuto pero floreciente pueblo.Sin embargo, advertidos por el muchacho, los habitantes de El Pueblo, esperaron a sus enemigos en el desfiladero donde les prepararon una emboscada, de forma que, aún en inferioridad numérica y sin apenas experiencia militar, pudieron repeler la terrible razzia sin sufrir apenas bajas. No así los soldados enemigos de los que muy pocos sobrevivieron.El emperador del poderoso imperio de los bárbaros se sintió molesto y humillado por tan estrepitosa derrota y decidió organizar otra expedición que cuadruplicase en número a la anterior.El muchacho, nuestro héroe, volvió a visualizar la amenaza y, por supuesto, el terrible resultado, que no era otro que la derrota de su pueblo, la esclavitud de su etnia y la jabalina del noble general de El Pueblo, cayendo, en un postrero y desesperado intento, a los píes del orgulloso y prepotente emperador bárbaro.Azorado acudió a dar cuenta de su visión al Sumo Sacerdote, sin embargo, nervioso y confuso, fue incapaz de contar todos los hechos y se guardó para si el inevitable desenlace de la batalla.A medida que se acercaba el día del combate su angustia crecía hasta el punto de casi perder la razón. Maldecía al destino por haber cargado toda esa responsabilidad sobre sus endebles hombros.Su amado pueblo imploraba por más detalles e, incapaz de decepcionarles, les contó que de nuevo saldrían victoriosos, que deberían de batirse con valor, pues sería sólo en el último suspiro cuando el emperador de los invasores quedaría al alcance de la mortífera jabalina del valiente general del pequeño pueblo.Entonces todos bebieron, cantaron y se regocijaron, ajenos a los enormes peligros que les acechaban.Por fin llegó el día señalado y las naves bárbaras, tratando de evitar cualquier obstáculo natural y pese al gran rodeo que esto suponía, aparecieron por el sur en esta ocasión, tal y como el muchacho había previsto.Desembarcaron en la playa, allí les esperaban los esforzados soldados de El Pueblo y allí se inició la cruenta lucha. Durante horas combatieron hasta el desfallecimiento pero la superioridad numérica y tecnológica de los bárbaros invasores había arrinconado al menguado ejército defensor en un extremo de la playa, ya pocos podían luchar, la derrota era segura.Sin embargo, en ese instante el general de El Pueblo vio como, tal vez por exceso de confianza, el emperador enemigo había descuidado su defensa, dejando un flanco al tiro de su jabalina. Eran más de 300 metros, parecía casi imposible alcanzar esa distancia pero aún más precisar el tiro y eso sin contar con las fatigas de la terrible jornada. Sin embargo con gran determinación empuño su arma y la lanzó con decisión, convencido de ésta alcanzaría su objetivo, tal y como el muchacho le había contado, tal y como el mismo se había obligado a visualizar mentalmente en noches anteriores.Y fue entonces, cuando ante el estupor de todos, la jabalina, siguiendo una trayectoria imposible, que parecía querer desafiar a todas las leyes de la física y de la gravedad, se clavó en el pecho del ambicioso emperador bárbaro, que falleció al instante.Desorientados y confundidos, sin un líder que los dirigiese, los enemigos emprendieron una huida desordenada.El pequeño pueblo había triunfado. Y fue así como el muchacho comprendió que la voluntad y la determinación sin límites pueden, a veces, vencer al propio destino.

domingo, 13 de julio de 2008

MAÑANA SERÁ UN NUEVO DÍA

Como cada noche la melancolía se apoderó de nuevo de su alma atormentada. La delicada flor que iluminaba e inspiraba cada mañana, que germinaba bella y luminosa en el jardín de su vecino, se marchitó sin remedio en la penumbra de su oscuro jardín.
Sentía que sus manos habían sido demasiado torpes par ofrecerle los cuidados precisos a la codiciada planta y las pesadillas y los remordimientos le impedían conciliar el sueño. Cayó en la cuenta de que su error había sido su posesivo egoísmo y que el verdadero goce de la belleza está en poder compartirlo con los demás.
Como cada noche trató en vano de buscar alivio pensando en frondosos jardines plagados de exóticas flores más allá de su pequeño jardín. Mentalmente pensó en su pasado y en lejanos vergeles plagados de orquídeas en el extremo opuesto del mundo. Ahora sabía por fin que las flores más bellas son las más frágiles y especiales y sólo pueden explotar todo su potencial en su propio hábitat. Allí es donde germinan ejemplares únicos y especiales que son capaces de cautivar y atrapar con el resplandor de su belleza y la intensidad de su aroma, un perfume embriagador que penetra hasta el último poro de tu cuerpo.
A la mañana siguiente ya no fue a trabajar como cada día. Cogió un vuelo hacia un lejano puerto escondido en una remota isla. Tal vez se trataba sólo de una fantasía o una quimera pero una voz interior le decía que sólo allí podría encontrar a aquella flor que el destino tenía guardada para él.

miércoles, 2 de julio de 2008

EN LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA



Nunca me había sumergido tan profundamente en el interior de mi tierra asturiana como lo hice la pasada semana.
La visita al pozo Santiago, lugar trágico y legendario, tan exuberantemente generoso cuando ofrece sus frutos como extremadamente cruel cuando se cobra su sangriento tributo, fue un paseo por las negras entrañas donde se recoge ese carbón que sacó a nuestra región del aislamiento allá a finales del siglo XIX cambiando el estilo de vida del campesino tradicional que habría de afrontar desde entonces nuevos retos y problemas, tal y como relata Armando Palacio Valdés en su obra La Aldea Perdida.
El nuevo escenario de esas cuencas preñadas de tesoros fósiles se volvía así industrial y urbano, de dureza extrema, riesgo constante y completamente de espaldas a la naturaleza.
Este medio tan singular condicionó, sin duda, la personalidad del individuo, sus valores y su manera de afrontar la vida y también la muerte. Pero, según pude comprobar, no hay mejor forma de entender el descaro y la altanería de un minero que descendiendo al interior de una mina.
Nos montamos en un tembloroso ascensor metálico abierto por los lados al que los mineros llaman jaula y tras un claustrofóbico e interminable viaje hacia las profundidades de la tierra nos plantamos a 500 metros bajo el nivel del suelo.
Provistos del botas, mono, casco y autorrescatador ( aparato mecánico colgado al cinto que permite respirar 30 minutos en caso de falta de oxígeno ) bajamos en la galería quinta en medio de la oscuridad más absoluta y donde sólo la luz de la linterna acoplada en nuestro casco nos permitía atisbar el húmedo y caluroso entorno. Una vez aclimatados al medio iniciamos la marcha.
El túnel en el que nos encontrábamos era relativamente amplio en su inicio pero a medida que nos acercábamos al lugar de extracción del carbón se iba volviendo más estrecho y sinuoso.
Raul, nuestro anfitrión era un joven y cordial ingeniero con alta responsabilidad en el pozo que aprovechaba el paseo para supervisar la mampostería que sostenía el túnel o dar instrucciones a los sufridos mineros y mineras ( tiznado de carbón y en lo más profundo de la mina pude contemplar más de un rostro femenino ) que realizaban el mantenimiento de la zona.
En nuestro trayecto salvamos varios desniveles por estrechísimos pasajes que parecían conducirnos a un abismo de oscuridad e imposibles pasadizos en los que inevitablemente golpeábamos el casco contra el techo.
Entre vagonetas, vías que sortear, humedades y filtraciones de los ríos subterráneos, grupos de mineros que aparecían en cualquier rincón e indescriptibles ingenios, máquinas y cintas ( alguna de las cuales hubo de pararse unos segundos para que pudiéramos continuar ) fuimos avanzando hasta la rampla o taller de explotación propiamente dicho.
Esta claro que la mina es un lugar para gente joven y en buena forma física pues, tras casi dos horas de caminata, llegué al lugar con la boca seca ( el aire se hace irrespirable por momentos ), la cara negra ( el polvillo negro se impregna por todos los poros de tu cuerpo ) y las piernas y la espalda doloridas ( la marcha había de hacerse en posiciones forzadas ).
En la actualidad la figura del picador con el martillo de aire comprimido realizando el trabajo a base de fuerza tiende a desaparecer a favor de nuevas técnicas menos penosas con el apoyo de moderna maquinaria. Tal y como pudimos observar potentes y compactas estructuras mecanizadas penetran hasta las capas de extracción sustituyendo a la mampostería tradicional de modo el carbón se puede extraer mediante imponentes y ruidosos tambores rotatorios dotados de picos que arrancan el carbón de la beta en grandes pedazos.
Sin embargo la dureza del trabajo y del entorno es obvia, tanto es así que al salir de nuevo al exterior, tras otro largo paseo por una nueva galería hasta la jaula, sentí un leve mareo. Después de más de tres horas en el interior de la mina había perdido la noción del día y la noche, necesitaba beber y refrescarme.
Tras una buena ducha y aún habiéndome frotado a fondo, un cerco de carbón se acumulaba alrededor de mis ojos ( sólo al final del día acabó por depositarse en los lagrimales y desaparecer ), al estornudar expulsaba una especie de ceniza, tenía un hambre voraz y, sobre todo, muchísima sed.
La gentileza de HUNOSA ( gracias Ubaldo ) hizo que todo el malestar cesase súbitamente tras una abundante comida en un coqueto restaurante del centro de Mieres.
Al salir del local para reemprender mis obligaciones vespertinas sentí gran placer con pequeños goces que nunca antes había valorado, el frescor del aire puro al ser aspirado, la sensación de libertad por encontrarme ante un amplio espacio abierto, la animosa alegría que experimentaba al contemplar la gloriosa luz del sol. Comprendí entonces por qué los mineros quieren exprimir la vida al instante sin pensar demasiado en el abismo de oscuridad que implacablemente les depara el mañana.

lunes, 30 de junio de 2008

DISFRUTEMOS DEL FÚTBOL

El árbitro, el puñetazo de Tasotti, el calor, la dureza de la liga... Cualquier excusa era buena para justificar las profundas decepciones y las crueles derrotas de la selección española de fútbol.
La cruda realidad mostraba generaciones de jugadores ensimismados y fallones, sobre valorados, impresionables, furiosos, poco competitivos y, sobre todo, abrumados ante la responsabilidad de la alta competición.
Algún destello de buen juego no era ni lejano reflejo de lo que el fútbol español representaba en el mundo. Algo fallaba pero la autocrítica era nula y las carencias se repetían competición tras competición.
Por fin, un señor mayor y sabio supo romper con las vacas sagradas, con el pasado y con Raúl y diseñar un equipo joven y fresco donde se asumen los retos con naturalidad y desparpajo, donde se elige al más en forma para cada puesto ( aunque no sea ni el más alto ni el más famoso ) y donde se tiene un guardameta con garantías para afrontar la suprema suerte de los penaltis, tan importante para este tipo de competición.
Esto da como resultado un equipo competitivo y brillante desde el principio. Se pasa de la primera fase con solvencia ganando así solidez y confianza. Queda el trance de cuartos pero los jugadores están preparados para sobreponerse a los momentos difíciles y a 88 años de historia y marrullerías italianas. A partir de ahí todo es un paseo y terminan el campeonato maravillando con su extraordinario juego, siempre ofensivo y al toque, ante Rusia y Alemania.
Ni perversos árbitros ni oscuras conspiraciones podrían parar ya a la perfecta máquina española. Un grupo en estado de gracia que, lejos de la furiosa impotencia anterior, acaba cristalizando su superioridad en forma de goles, donde ya da igual si es Villa, Torres, Xavi o Güiza quién los marca pues en estas circunstancias los tantos acaban cayendo por su propio peso. Tenemos un equipo campeón y un estilo propio. La senda del buen fútbol queda abierta para el futuro. Ahora podemos.
Disfrutemos con orgullo de este fantástico triunfo y congratulémonos también con el ascenso del Sporting ( otra larga historia de sinsabores balompédicos y de oscura gestión que no procede abordar ahora ), que ha puesto Gijón patas arriba y me ha congraciado nuevamente con el fútbol. Quedo impregnado por una vez de agradables sensaciones futbolíticas. No hay frustración ni rabia. Demasiadas emociones en pocos días y escaso tiempo para escribir bitácoras pero con una selección que gana títulos y un Sporting en primera habrá ocasiones para explayarme, sin duda, en un futuro no muy lejano.

miércoles, 25 de junio de 2008

A LOS PIES DEL TEIDE

De vuelta de Praga, tras aprovechar el fin de semana en Barcelona para pasear otra vez por el Barrio Gótico y la rambla, recrearme con el animadísimo mercado, comer por la zona de la Diagonal y rematar el sábado con una agradabilísima cena en el inmejorable entorno de Los Cuatro Gatos, partí a primera hora de la mañana con destino a Tenerife, donde pretendía apurar mis últimos días de vacaciones sin más expectativa que relajarme y disfrutar de una hospitalaria invitación.
Ya desde el avión mismo me impactó la imponente presencia del Teide, que como todas las montañas volcánicas ( tuve la misma sensación cuando recientemente sobrevolé Sicilia y el Etna con destino a Malta ) trasmite fuerza y transpira vida.
Agradablemente sorprendido por esta primera impresión aterricé en el coqueto aeropuerto Norte y de allí me trasladé a Candelaria, acogedor pueblo de pequeñas playas de gruesa arena oscura y bastante vida en torno al santuario de la virgen patrona de la isla, todo a una escala local con una profunda huella canaria. La primera excursión, siempre en la mejor compañía posible, la realicé a la Orotava, parque natural de gran verdor en contraste con otras zonas más desoladas de la isla ( es curioso la gran cantidad de climas y paisajes de los que se puede disfrutar en un espacio tan pequeño ) y de allí accedí al Teide, en la empinada subida al majestuoso pico tuvimos que atravesar las nubes que, detenidas a mitad de montaña, parecen separar lo terrenal de lo celestial. Tras el mar de nubes, un abrupto e interminable paisaje de piedra casi virgen se abría a nuestro alrededor, solamente delimitado por el no tan lejano Océano Atlántico. Tras el corto paseo por entre las rocas descendimos al Puerto, curiosa localidad que combina las maravillosas creaciones del escultor y arquitecto César Manrique, formando un espléndido parque en el centro de la localidad o estimables edificios de estilo tradicional canario con su inconfundible patio central con animadas pero horrorosas moles de hormigón atestadas de turistas. Los restaurantes de comida basura proliferan por doquier pero mi providencial amiga me dirigió a un fantástico restaurante donde, en medio de un amplio patio con una fuente y rodeado de miradores de madera probé el conejo al salmorejo, el bacinegro y las “ papitas arrugadas”, exquisiteces a las que se podía añadir el mojo ( salsa ) que a su vez puede ser picón ( picante ) y regado todo con el mejor vino canario.
Abandonamos El Puerto con dirección a Garachica precioso pueblo marinero con una original sucesión de piscinas naturales de piedra volcánica, auténtico capricho de la naturaleza, y en el que aún se pueden observar restos de una antigua fortaleza defensiva española.
Entre palmerales y por una zigzagueante carretera al borde de un desfiladero llegamos a punta Tena en el extremo oeste de la isla. Más allá del mar quedé impresionado con un recio y descomunal desfiladero, el de los gigantes y lo marqué como visita obligada para la jornada siguiente.
Tras recorrer casi toda la isla en dirección opuesta llegué al acantilado de los Gigantes, la pared aún impacta más en la cercanía y a sus pies hay otra agradable playa en la que aproveché para darme un baño y relajarme. A mi vuelta hice un par de paradas en las Americas y los Cristianos, dos verdaderos templos del turismo de masas, auténtica profusión de enormes y lujosos resorts ( hay que reconocer que alguns de los más modernos tienen cierto estilo ), centros comerciales y variopintos turistas en pantalón corto y chanclas ( o cholas como dicen los canarios ). En busca de algo más auténtico huí con dirección a Las Caletillas y allí cené a base de lapas, samas, viejitas y, por supuesto, buen vino de la tierra.
En mi última jornada me acerqué a la capital, Santa Cruz, una ciudad muy animada con bellos edificios de estilo modernista, mercado de estilo árabe, amplias calles peatonales, ramblas y avenidas ajardinadas. Sin embargo el puerto industrial en el centro mismo de la ciudad, a pesar de la vida que le proporciona el ferry, quita belleza a la fachada marítima y para disfrutar del mar hay que acercarse al pueblo de las Teresitas donde, enmarcado por una empinada ladera en plena expansión urbanista pero donde afortunadamente ( y al menos por el momento ) aún predomina lo tradicional, se encuentra una de las pocas playas de arena clara de la isla. Allí apuré mi última tarde en Tenerife, en una visita que superó con creces mis expectativas más optimistas y que, por su brevedad, me supo a poco.Quedo emplazado, por tanto, a visitar de nuevo tan afortunado enclave en un futuro a buen seguro muy próximo.

sábado, 14 de junio de 2008

SEDUCIDO POR PRAGA



Dejarse seducir por Praga, ciudad de achacosos tranvías y suelos empedrados, es caer rendido ante una fascinante combinación de belleza y elegancia, donde todo parece dispuesto para recrear el espíritu del viajero más hedonista y exquisito.
Es pasear a la caida del día por el concurrido puente Carlos y escuchar los susurros de las esculturas que lo enmarcan contándonos viejas historias entre el bullicio de lo cosmopolita y lo moderno.
Es visitar el barrio señorial de Mala Strana y disfrutar de su ambiente refinado y aristocrático y del magnífico interior de la iglesia de San Nicolás con sus mármoles y frescos.
Es acceder al castillo que la preside, visitar armoniosas plazas, puertas, callejuelas y miradores desde donde se pueden disfrutar maravillosas vistas de una ciudad de cuento de hadas.
Es descubrir en cada uno de sus rincones una sorpresa diferente, desde orgullosas torres a viejas sinagogas o al singular reloj astronómico.
Es hacerlo de su antigua música e historia pero también de sus modernos centros comerciales o pubs de diseño, repartidos por todo el centro histórico o el entorno de la plaza Venceslao.
Es pasear en barco por el río Moldava y, entre elegantes cisnes y ruidosos patos, disfrutar de una nueva visión de sus innumerables puentes y de las bellas fachadas de los edificios barrocos reflejadas en el agua.
Es degustar los ricos matices de su sabrosísima, y aún económica, cerveza en cualquiera de las terrazas que bordean el río y embriagarse de cariño, dulzura y felicidad.

Es subir a la Colina Petrin, la de los enamorados, lugar apartado y hermoso que trasmite paz y sosiego, donde los sentimientos más románticos afloran con naturalidad y donde, a la inconfundible luz del atardecer en Praga, quedé seducido y hechizado por el maravilloso embrujo de sus ojos verdes.

viernes, 23 de mayo de 2008

OUTDOOR TRAINING



Atrapados en nuestras agobiantes agendas y endiabladas rutinas, a veces, es difícil encontrar un momento de respiro que nos permita conocer mejor nuestro entorno más cercano y a nosotros mismos.
Un cambio radical de escenario o de actitud mental no ha de ir precedido necesariamente de un pesado vuelo internacional o del inevitable jet lag.
A una media hora de Oviedo se encuentra la tranquila y acogedora aldea de Cofiño, peculiar paraje de indescriptible belleza encajado entre la Sierra del Sueve y los Picos de Europa, donde el mundo fluye a otros ritmo, el aire es más fresco y el paisaje nos regala un sin fin de inolvidables instantáneas.
Confortablemente alojados en un impecable hotel rural y tras una apetitosa cena, original pero contundente ( odio esa nueva cocina que siempre te deja con hambre ), iniciamos una serie de actividades que desentumecieron nuestros músculos y nuestra mente y nos alejaron del confortable sedentarismo en el que solemos parapetarnos.
Rodeados de un círculo de compañeros y a punto de perder el equilibrio resultaba natural entrar en contacto físico, la inercia de los acontecimientos nos llevó a vernos manteados avanzando en forma de gusano o realizando saltos de fe a la espera de que nuestros compañeros nos recogieran antes de dar con nuestros maltrechos huesos en el suelo, todo según un programa perfectamente diseñado pero donde nada parecía forzado y entre el regocijo y diversión ( incluso yo, que no simpatizo con las actividades físicas extremas ), de todos los participantes.
Sin darnos cuenta nos dieron casi las tres de la mañana y nos retiramos a dormir.
Tras las emociones previas y arropado por la paz del entorno, me fue fácil conciliar un sueño profundo y reparador, sin duda, necesario dado lo que nos esperaba el día siguiente.
Tras un rápido desayuno partimos hacia Arriendas a primera hora de la mañana.
En el amplio entorno que rodea la escuela de piragüismo, y divididos en varios equipos de unas 5 personas, realizamos otra serie de pruebas en equipo donde la estrategia primó sobre la habilidad y la fuerza, la naturalidad sobre el encorsetamiento y la actitud positiva y el buen humor sobre la competitividad extrema.
Hacer relevos con una aleta de submarinista, tirar con arco con los ojos tapados o saltar por entre cuerdas imposibles fueron tan solo algunos de los retos planteados.
A media mañana el sol lucía radiante y aún quedaba la guinda de la jornada, el descenso del Sella.
Entre palada y palada, festiva de agüadillas y chapuzones, un poco de sudor y alguna lágrima, pero de risa, en el zizagueante (dado las dificultades que, cómo piragüista novato, tuve para hacerme con el control de la embarcación) descenso fluvial en canoa de Arriondas a Toraño dónde dimos por concluida una jornada inolvidable.

jueves, 22 de mayo de 2008

LONDRES Vs. DUBLIN



El fin de semana pasado me tocó visitar Londres (mi cuarta vistia a la capital británica y aún tanto por descubrir), todavía reciente mi viaje a Dublín (hace poco más de un mes), me hizo reflexionar sobre las similitudes y diferencias entre ambas urbes, con costumbres y arquitectura parecidos, pero con importantes matices.

Dublín no deja de ser una tranquila capital de provincias, con esculturas de corte tradicional y agradables monumentos. Londres tiene el aspecto de una gran megalópolis. Un lugar donde se toman decisiones importantes sobre el devenir del mundo, con apabullantes plazas y rascacielos.

Dublín es una capital a escala humana, su transporte público es nefasto, pero dado su tamaño aún se puede hacer la mayor parte de la vida cotidiana a pie. Desde el punto donde me encontraba alojado, la antigua destilería Jameson hoy convertida en bloques de apartamentos, pude hacer casi todas las visitas que tenía planteadas simplemente caminando. En Londres, sin embargo, la dependencia del metro es absoluta.

Los espectáculos de Dublín, la mayor parte en la zona conocida como Temple Bar, son improvisados y populares. El hombre que empieza a hacer música con las cucharas en el Brazen Head, las danzas tradicionales del Hotel Arlington o el músico que toca en la calle. Todo está permitido siempre que se mantenga el decoro y se cante bien . En Londres lo popular ha perdido terreno en favor de lo global y cosmopolita. Los musicales del Soho quizá no representen ya la cultura tradicional británica pero son brillantes e inspiradores, los músicos del Covent Garden no son los bohemios lugareños de Dublín, han perdido parte de la improvisación y el espíritu callejero, pero hay a cambio más mestizaje cultural.

En Dublín no sólo se puede beber una pinta de Guiness también se puede comer fantásticamente en sus genuinos pubs; agrables y magníficamente decorados. En Londres el beber pintas ha perdido parte de su liturgia y no tiene sentido ir a comer a un pub pudiendo elegir entre los mejores restaurantes hindús, coreanos, chinos, tailandeses o italianos del mundo.

La National Gallery de Dublín o el museo de arqueología e historia me sorprendieron gratamente. Sin embargo nada que ver con el inabarcable British Museum, con algunas de las mejores piezas del mundo, fruto del expolio que el imperio británico ejerció durante siglos sobre sus colonias.

Dublín pierde con Londres respecto a número de edificios singulares, es lógico, dado el tamaño de uno y otro lugar. Buckingan Palace, El Parlamento, San Paul Cathedral, La torre de Londres son referentes arquitectónicos a nivel mundial, pero lugares de Dublín como el Trinity College, Christ Church Catedral, Saint Patrick´s Cathedral o Dublín Castle son sumamente interesantes y originales y, desde luego, mucho más de lo que a priori se puede esperar en la capital de un pequeño pais.

Dublín es una capital literaria con figuras que la retrataron tales como James Joyce, Jonathan Swift, Bernard Shaw u Oscar Wilde. Londres es en general una ciudad más volcada a la ciencia y al comercio. Sin embargo todos los escritores anteriormente mencionados tuvieron también su etapa londinense, todo autor que se precie ha hecho escala en Londres y la ciudad está dotada de las mejores librerías especializadas del mundo.

Dublín es una capital joven y espontánea, la gente es cálida y viste informalmente. En Londres se pueden encontrar tipos aún mucho más estrafalarios pero el trato cotidiano es más distante, imperan las normas y la rigidez. Sus frases, aparentemente amables, son, a veces, auténticos dardos envenenados. Good luck. You will need it, fue la despedida del encargado de seguridad del aeropuerto tras un pequeño incidente en el detector de metales.

Lo que en Dublín cuesta un euro en Londres te costará una libra, por tanto con el cambio actual, todo saldrá un 30% más caro pero hay a quien le produce una gran satisfacción ver la cara de la reina dibujada en los billetes.

En fin, dos lugares fantásticos, sobre todo cuando se disfruta de la hospitalidad de amables y experimentados anfitriones,Laura y Héctor en Dublín, Sergio y Parm en Londres, mis compañeros y guías en cada una de las ciudades. Cada urbe tiene su encanto característico, es labor del buen viajero saber descubrirlo y sacarle el máximo partido.

GOZO




A tan solo media hora en ferry de Malta, se encuentra la encantadora isla de Gozo, de tan solo 30.000 habitantes, con escasas carreteras y limitado turismo donde el mundo fluye placidamente a otro ritmo, lejos del mundanal ruido, al margen de aglomeraciones, agobios o referentes postmodernos.Los habitantes, de aspecto mediterráneo, mantienen una forma de vida tradicional, rural, producto del legado de los antiguos pueblos que fueron pasando por la pequeña y deliciosa isla. Sorprenden las ruinas prehistóricas de Ggantija, las edificaciones exentas más antiguas de Europa, muestra de remotos y ancestrales tiempos desde donde se puede divisar ( la isla sólo tiene 14 kilómetros de largo por 7 de ancho ) la captital Rabat ( la ciudad, en el idioma árabe ) y rebautizada por los ingleses como Victoria. Es este un agradable pueblo, a los pies de la interesantísima ciudadela, auténtico centinela de la isla, hoy desabitada pero con la Catedral, los edificios administrativos ( museo catedralicio, museo arqueológico, museo de las ciencias naturales, centro de artesanía...) y las antiguas viviendas dispuestos alrededor de intricadas callejuelas y los cañones del interior de sus muros en perfecto estado de conservación.Y allí estaba yo. Tras salir de la ciudadela necesitaba hacer un alto para descansar y reorganizar mentalmente las bellas estampas que se agolpaban en mi mente y que mejor lugar que la plaza It- Tokk para realizar tan grata tarea. Según suele ser mi costumbre, me senté en un discreto rincón y disfruté observando a la gente, a los simpáticos gozitanos que compraban o hacían sus tareas domésticas ajenos al ajetreado devenir del mundo exterior, comunicándose en el incomprensible maltés, idioma de sonoridad árabe y alfabeto latino, entrando y saliendo por la maraña de callejuelas que rodean la plaza.Apetecía quedarse allí el resto de la jornada, pero mucho me habían hablado de la deslumbrante belleza de la ventana azul y no quería abandonar el lugar sin visitarla.El fenómeno natural no decepcionó. En una endeble barca de pescadores partí de un estanque interior de intensísimo color azul hacia una gruta navegable de fondo coralino que desembocaba en el mar. Allí, en el punto en el que confluyen el acantilado y el Mediterráneo, el viento, la erosión y el tiempo han creado un hermosísimo fenómeno natural, una colosal puerta hacia el mar conocida como ventana azul. La naturaleza, en complicidad con el tiempo, siempre supera al hombre a la hora de crear belleza. En Gozo aprendí a ignorar las prisas y a disfrutar la armonía de lo auténtico.

DESCUBRIENDO MALTA



Salido del trance místico en La Valletta, decidí liberarme del influjo de los caballeros y continuar mi visita por la isla. Silema, mucho más abierta, bulliciosa, concurrida y accesible hace las veces de auténtica capital comercial y turística. Desde allí es posible tomar alguno de los barcos que transitan por el Grand Harbour, ya en el mar observaremos de nuevo los inexpugnables muros de La Valletta y su puerto, bastante alejado de centro, lejos del contorno de las murallas, de donde parte el Ferry a Sicilia, a tan solo 90 minutos y con una pequeña zona de pubs y restaurantes. Sin embargo, el grueso del tráfico marítimo se desarrolla desde el puerto de Marsa con impresionantes y ultramodernas grúas, continuamos la navegación y nos topamos con las tres ciudades emplazadas en cada una de las tres diminutas penínsulas que se suceden, Senglea ( con un fantástico mirador, muy castigada durante la segunda guerra mundial ), Vittoriosa ( primer cuartel general de los caballeros ) y Conspicua (con su iglesia de la Sagrada Concepción de 1639 ), muy próximas entre si, casi pegadas, pero manteniendo cada una su singular personalidad. De nuevo en tierra caminé unos kilómetros por el paseo al borde del mar hasta llegar a San Julián, antiguo pueblecito de pescadores y hoy epicentro de la marcha maltesa con gran proliferación de pubs de atronadora música comercial, bebidas de alta graduación a bajo coste y jovencísimos británicos etílicos, ya desde primeras horas de la tarde, tratando de mantener el equilibrio que no la compostura. El edificio del Hilton, uno de los pocos que no ha sido construido con la tradicional piedra caliza, es por su altura uno de los más a visibles de San Julián, con un puerto deportivo integrado en el complejo hotelero para dar servicio a sus clientes más VIP y conocido como Portomaso. Son esos lugares de Malta los más populosos y frecuentados, donde todo el mundo se comunica en inglés ( idioma oficial junto con el maltés ), los que la conectan con Europa, el fútbol italiano ( la Juve que jugó un amistoso en la isla aquella semana y parecía tener más tifosis en Malta que en el mismo Milán ) la modernidad y el euro ( la moneda europea hacía su entrada precisamente en aquellos días entre la desconfianza de los comerciantes que contaban céntimos y multiplicaban mentalmente ). No obstante, tal y como pude comprobar en posteriores jornadas, todavía quedan, afortunadamente, encantadores pueblos marineros como Marsaxlokk. Su puerto, con pescadores preparando preparando sus redes y realizando sus labores cotidianas, es una auténtica lonja al aire libre. Sus peculiares barquitos de colores con el tradicional ojo de osiris pintado en su proa traen reminiscencias de ancestrales costumbres y remotos lugares. Allí, me aposenté en una terraza donde finalmente comí.Ya con el estómago lleno decidí ir al interior de la isla y descubrir otros encantadores parajes, Mosta, con su iglesia en forma de rotonda, pero sobre todo Midna, la vieja capital, aquella que fue perdiendo influencia tras el desembarco de los caballeros pero que siguió siendo referente para las aristocráticas familias maltesas. Midna, tranquila, solitaria y ensimismada en su antiguo abolengo, es una auténtica ciudad museo, anclada en otro tiempo, viviendo a otro ritmo, orgullosa de si misma y de su pasado. Es un lugar para perderse y recrearse. Quedaba ya poco por ver en Malta, así que decidí que al día siguiente tomaría el ferry y me acercaría a la cercana isla de Gozo.

LA VALLETA

Hice mi entrada a La Valleta por la plaza del Tritón. Era un luminoso domingo y la gente se agolpaba animadamente en el mercadillo al aire libre. Al atravesar la plaza reparé en los pequeños autobuses, redondeados y de colores chillones, listos para partir para cualquier rincón de la isla. Tras dejar atrás la plaza accedí, intramuros, a la ciudad fortificada, hecha por caballeros, para caballeros, un lugar único cargado de misterio y de historia.
Los caballeros de la orden de San Juan, encargados de proteger a los peregrinos que viajaban hacia Tierra Santa, y en constante lucha con los árabes, decidieron hacer de la Valleta su bastión inexpugnable.Llena de escalinatas y escondrijos, circular por ella en coche es prácticamente misión imposible. Todas las casas son de piedra y sus muros parecen querer susurrarnos todas las historias de las que están impregnados. Casi cada rincón da motivos para el deleite y la sorpresa, desde las esculturas de vírgenes y santos que proliferan en cada esquina, al museo de los caballeros guardianes de ancestrales tradiciones y liturgias, a la maravillosa casa picola muestra del poder y señorío de la rancia burguesía local o la sorprendente co-catedral de San Juan, tan sobria por fuera como deslumbrante por dentro.
La vida administrativa y comercial con guiños a su reciente pasado colonial británico marcan la vida durante el día, pero durante la noche la gente desaparece, el lugar queda desolado y por las estrechas y mal iluminadas callejuelas aún resuenan los ecos de los nobles caballeros que la habitaron. Es hora de retirarse, en este caso al hotel Osborne donde me alojaba, otro edificio del siglo XVI, un austero lugar en el que por un momento creí dar no sólo un salto en el espacio sino también en el tiempo.

miércoles, 14 de mayo de 2008

¿ UN MUNDO FELIZ ?

Desde el luminoso salón de mi casa, unas veces lugar de reunión con los amigos y otras lugar de místicas iluminaciones releo la obra de Huxley “Un Mundo Feliz”. Tras un buen rato de lectura hago una pausa, miro por la ventana y reparo en el cartel de la Corporación Dermoestética.El antiguo teatro Arango se hace un lifting y se transforma en un centro de belleza.
Distintas necesidades sociales requieren establecimientos diferentes y la silicona se ha convertido en el nuevo becerro de oro, Yola Berrocal su sacerdotisa y Lolo Ferrari su primer martir.Para que más teatro clásico si ya tenemos a Marlene Moreau o Anita Obregón, sus redondeces están mejor terminadas que todo el teatro de Lope, Fénix de los ingenios. El serrano cuerpo de Ana Nicole Smith o Asia Carrera parece ser más inspirador que cualquier obra de Shakespeare. Nuevas Desdémonas tientan al Otelo contemporáneo que se desahoga contando sus desdichas en Salsa Rosa o El Diario de Patricia. Los gurús de la madrugada nos dicen que el concepto ya no cuenta que es abstracto y aburrido y lo único que nos presentan es griterío, ligereza e imágenes manipuladas.El bisturí transforma a la Cenicienta en señora y ya no es necesario ningún nuevo Pigmalion para que les enseñe maneras o dicción. Para qué, si según estos nuevos cánones, nuestro desarrollo personal es directamente proporcional al aumento de nuestros pechos, músculos y falos.
Las señoras bien hace mucho que han dejado de ir a la ópera , los atributos de Dinio son más sugerentes que la música de Verdi y compatibles con el Bolero de Ravel.Las pancartas de la postmodernidad pontifican que un mundo sin grasas ni pilosidades es un mundo más justo y para qué pensar más si todos seremos más felices con nuestros recauchutados cuerpos y nuestra predecible forma de vida.Ni el propio Huxley en sus novelas más apocalípticas podía imaginar un destino peor para la humanidad.

martes, 22 de abril de 2008

VIEJOS TRENES QUE SUENAN A TANGO

El otro día, moviendo antiguos trastos, descubrí en el fondo del cajón y entre viejos apuntes del instituto un papel cargado de polvo. Era un texto que escribí hace unos 15 años y rememora una época aún anterior, la de mi infancia.
Ese recurrente paraiso perdido en el que todos los nostálgicos tendemos a sumergirnos una y otra vez.
La vida pasa pero hay cosas que nos marcan para siempre. De hecho creo haber hablado en alguna ocasión en este foro del buen Carlos al que me refiero en el texto.
Antes escribía en un cuaderno y ahora en un blog, pero soy de los que se mantiene fiel a si mismo.
Me reconozco completamente en este escrito de adolescente. Ni mis inquietudes ni mi estilo han variado tanto desde entonces...
A continuación, sin más preámbulos y sin ningun cambio, reproduzco el texto mencionado.

Era Carlitos de Gijón, el más celebrado, o al menos el más célebre, cantante del chigre. Mi padre, el dueño del local, si sabía que no había comido, solía animarle a cantar. El arrugado y diminuto viejecito aceptaba satisfecho, a cambio generalmente, de un bocadillo y un vaso de vino. Por un momento se hacía un silencio en el bar y la gente escuchaba a aquel hombre respetuosamente. Hasta los camareros solían cesar en su labor. Sin embargo, el cocinero, ajeno a todo lo que sucedía en el exterior continuaba trabajando y el ruido de las potas y cacerolas a veces distraían al buen Carlos. ¡Ha echado a perder mi actuación!¡Los artesanos siempre han odiado a los artistas!¡Hereje!- Gritaba indignado. Un buen día, tal vez agradecido por la generosidad de mi viejo (como el solía decir), propuso llevarme hasta la estación de trenes, que yo (con tan sólo 6 años entonces), aún no conocía. Generalmente Carlos era alegre y risueño, pero al llegar a la pequeña y destartalada estación local su actitud cambió por completo, parecía ensimismado y nostálgico. Seguramente recordaría su lejana juventud, cuando se movía por todo el país cantando tangos y haciéndose pasar por argentino ( aunque lugareño siempre hablaba con un marcado acento bonaerense ).
De repente salió de su estado de abstración y me dijo:
- Las piezas nunca pueden encajar perfectamente. ¿ No ve vos la distancia entre los raíles ?
- Sí. - Contesté-.
-Es porque siempre hay que dejar un sitio para los sentimientos.
En ese momento sonó la sirena de un tren e inmediatamente una lágrima corrió por la mejilla del viejo cantante. - La sirena del tren que se va suena para el que se queda en tierra a separación y distancia, a un futuro duro y tal vez triste. - Masculló-.
- ¿ Y para el qué se va ?- le pregunté.
- Para el que se va es el sonido de la ilusión, los nuevos horizontes y las oportunidades. - Para mi es solo una señal de aviso- Le dije-.
- Cuando hayas vivido más cada vez que escuches esta sirena te entrarán unas inexplicables ganas de llorar, como me pasa a mi.
Años más tarde me enseñaron en la escuela que los raíles se colocan así para evitar los efectos de una presumible ditación del acero los días de calor. No hace mucho me hablaron en el instituto del ruso Paulov y del reflejo condicionado. Los perros del científico salivaban cada vez que escuchaban un timbre, igual que Carlos lloraba cada vez que escuchaba una sirena.
No obstante yo prefiero seguir creyendo en los artistas y recelando de los artesanos y científicos. Ahora siempre que escucho una sirena de tren, yo también lloro.
Asimismo, cada vez que escucho el tango, Caminito, (" Cuando ella se fue nunca más volvió..., caminito amigo, caminitio adiós "), recuerdo a Carlos con cariño y nostalgia y una lágrima corre también por mi mejilla.
LOS SENTIMIENTOS NO SE PUEDEN NI SE DEBEN EXPLICAR CIENTÍFICA NI RACIONALMENTE.