Vistas de página en total

miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA RUEDA DE LA VIDA

Toca levantarse y otra vez volver a lo mismo. De nuevo la habitual sucesión de caras y tareas nos atrapa en un bucle de monotonía. Todo tan familiar y previsible, tantas vueltas para encontrarnos en el mismo lugar del círculo y volver ineludiblemente, una y otra vez, al mismo punto en el que ya hemos estado antes.
La certeza de este hecho paraliza las inquietudes de muchos, tentados a abandonar el carrusel y convertirse en meros espectadores de los acontecimientos, pues emprender un nuevo viaje en este particular tiovivo en el que sólo cambia, de tarde en tarde, alguna de las piezas del atrezzo, produce nauseas y mareos. El abandono y la apatía anestesiarán las aspiraciones de la mayoría pero algunos esforzados visionarios hallarán coraje para continuar.
Y entonces, de nuevo en la rueda, al mirar por encima de la cabeza de su caballito de cartón verán el paisaje desde una nueva perspectiva, han ganado altura y todo comienza a tener un nuevo sentido, cada vuelta les agota, les va reduciendo la proporción de oxígeno, pero les eleva de tal forma que lo mismo les parece diferente y comprenden que el camino circular no es tan plano como imaginaban, cada giro supone un imperceptible ascenso en la empinada y exigente montaña de la sabiduría, de modo que la excitación de ir saciando su avidez de conocimiento les compensa de la incomprensión generalizada y la sospecha de no recibir recompensa alguna una vez alcanzada la cumbre, quizá solo tirarse por el precipicio.
Tras meses sin comunicarme mediante este medio, de nuevo vuelvo a escribir. Muchas cosas me resultan familiares pero algo ha cambiado, ahora viajo con menos equipaje, y aunque cada paso resulta asfixiante y agotador, una voraz curiosidad me impulsa seguir girando irremediablemente en esta misteriosa rueda de la vida.

sábado, 4 de diciembre de 2010

EL RASTRO DE SHANGRI-LA ( nueva version del mismo relato )




















Derrotado, castigado por otra ingrata jornada, cerró los ojos para aferrarse de nuevo a su memoria. Ignoraba que esta sería su última noche de desvelo.

Durante demasiado tiempo había vagado por una senda sin sentido, obsesivamente atrapado por el peso de sus recuerdos. Sólo hallaba consuelo al evocar cada detalle de su conmovedor romance, abruptamente truncado por aquel desventurado golpe del destino.

Todos los instantes con ella habían sido únicos, trascendentes, irrepetibles. Se recreaba en cada escorzo, cada gesto, cada caricia, cada palabra. El beso de las nueve y veinte le sabía distinto al de las nueve y media. Su aroma aún le embriagaba más a las once y cinco que a las once. Su risa siempre le sonaba diferente, pues la percibía con matices y timbres infinitos.

Añoraba pasear a su lado, seguir su estela, con ella todas las ciudades resultaban luminosas, ordenadas, cercanas y apacibles. Ya fuese Gijón, Oxford, Singapur o Shambhala, el tiempo se confabulaba con el espacio y se detenía para su deleite, produciéndole una indescriptible sensación de paz y armonía.

Anhelaba recordar días enteros con ella, sentir de nuevo su hechizo oriental, sucedáneo de vida en una actual existencia para olvidar.

Un súbito destello le sacó de su trance. Era la seductora luz de un madrugador amanecer que acariciaba su rostro mientras trataba de arrebatarle la imagen de su amada.
Atormentado, temeroso de que la huella de su pasión se desvaneciese, se precipitó al abismo en su búsqueda.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

RECORDAR SEGÚN FUNES

Ayer domingo, demolido, castigado por otra noche de sábado sin sentido de la que, tal vez por fortuna, ya no podía recordar absolutamente nada, de nuevo volví a pensar en su suave y embriagadora mirada y me recreé recordando toda nuestra historia, ya tan lejana en el tiempo pero tan fresca en mi memoria.
Según Borges sólo un tal Funes, ya fallecido y conocido como el memorioso, tenía derecho a conjugar el verbo recordar, por lo visto aquel tipo era capaz de reproducir cada último detalle o experiencia de su vida o recordar, palabra por palabra, libros enteros que había leído una sola vez.
Borges concluía que Funes estaba atrapado en sus recuerdos, pues era incapaz de abstraerse, crear conceptos o hacer generalizaciones ( el perro que recordaba a las 5,15 era para él distinto del mismo perro a las 6,15 ).Esta situación me resulta extrañamente familiar.
Cuando pienso en nuestros momentos juntos me sucede exactamente lo mismo. El beso de las 3 y 42 minutos sabía distinto que el de la 3 y 45. Su aroma aún me embriagaba más a las 10 y 28 que a las 9 y 45. La emoción era distinta cuando me esperaba con el vestido rojo que cuando lo hacía con el azul. Su sonrisa era diferente cada vez, pues tenía matices y timbres infinitos.No fue lo mismo pasear con ella por Salamanca que por Oxford. Londres con ella resultaba luminoso, Madrid ordenado y Bangkok cercano, familiar y apacible. En cada momento y lugar sentía una indescriptible paz y ternura.Cada instante con ella era único, transcendente y digno de permanecer grabado para siempre en mi mente. En mi recuerdo están cada escorzo, cada matiz, cada caricia, cada palabra, y ahí deben de seguir.Puedo recordar días enteros con ella y sentir de nuevo su magia oriental, que importa si ahora hay largas noches para olvidar.

sábado, 25 de septiembre de 2010

HISTORIA DE UN ADIOS

Aquello parecía el cierre de una etapa. Hacía un gélido frío en Ámsterdam cuando lleno de dudas volé desde Schipol al aeropuerto del Norte, previa escala en Madrid.
La sala de espera de los Rodeos, menos concurrido que el aeropuerto del Sur, el cual solía utilizar cuando venía directamente de mi tierra, ofrecía mejores vistas y más sosiego. Esta vez ni siquiera me impacienté por la espera.
Algo había cambiado en el paisaje y la ilusión se terminaba igual que el frescor de un otoño que languidecía marchitaba los brotes que la primavera había traído perfumados y frescos.
Llegó como siempre agradable y cariñosa pero se había acabado la frescura de antaño, el destello de sus ojos se había apagado, su sonrisa, de la que ahora se sentía tan orgullosa parecía más artificial que nunca, su energía se había evaporado, por el cansancio del trabajo según me dijo.
Tan solo unos meses juntos y ya sentía el hastío y el desgaste de toda una eternidad.
Elegimos un magnífico y apartado restaurante francés para cenar, El Refugio de María, en el frondoso valle de la Orotava. Fue una desapasionada velada en una casa rústica con un trato exquisito. Ya ni recuerdo que cenamos pero de lo que estoy seguro es de que pedimos vino del país en vez de una especialidad francesa, siempre lo hacíamos así.
La conversación fue fluida pero carente de pasión, oíamos palabras sin escuchar sentimientos, ya no nos susurrábamos nada al oído, nos mirábamos y ya no nos veíamos, le acariciaba la mano y ya no sentía su ternura, olía su perfume y ya no quedaba impregnado de su hechizo. En ese momento supe que estaba todo perdido. Nada podía reprocharle, simplemente éramos dos burbujas que se separaban como pompas de jabón volando cada una en busca de su destino, sin dañarse pese a al fragilidad de sus estructuras.
Disciplinadamente traté de cumplir el protocolo marcado para el fin de semana.
El viernes por la mañana ella trabajaba y me acerqué en autobús a La Laguna, que aún no había tenido la oportunidad de conocer de día. Su zona histórica me pareció francamente interesante, edificios de piedra y miradores, antiguas iglesias y una torre a la que subí por una estrecha escalera.
A la bajada paré a tomar un café en una terraza cercana al mercado viejo, estaba fresco y tuve que refugiarme en el interior del local, no era un lugar acogedor, lúgubre y oscuro, no obstante hice algo de tiempo leyendo los periódicos locales. Mientras los ojeaba me di cuenta de que sabía más de lo que yo mismo me imaginaba sobre la vida política y social de la isla. Incluso empezaban a interesarme sus pequeñas reivindicaciones y batallas. Demasiado tarde, sin duda.
Por fin ella llegó, fuimos a comer a La Casa Encantada, un sitio estupendo, volvimos a pedir un buen vino de la tierra y una sama con unas papitas arrugadas. Siempre me había gustado salir a comer con ella. Era una liturgia con la que ambos llegábamos a sentir gran complicidad. Aunque de una forma distinta, menos profunda, llegué a disfrutar de nuevo de su conversación y su compañía, tal vez sólo porque intuía que esta sería la última vez.
Paseamos por la zona antigua y vimos que en un entoldado estaban presentando vinos de la zona, entramos y allí se encontró con unas amigas, chicas muy simpáticas que yo ya conocía bien. Uno de los productores nos invitó a visitar su bodega, a ella le encantó, le gustaba ese mundo por tradición familiar. Quedamos en ir todos juntos al día siguiente.
No madrugamos. Era sábado y la visita estaba prevista para el mediodía. Desayunamos con calma y cogimos el coche, paramos para recoger a las dos amigas que nos acompañarían y pusimos rumbo a la bodega.
Sin estar distantes parecíamos distanciados, ni en la mesa nos sentamos juntos. Yo me fijé más en los antiguos toneles y en la plantación de alrededor del edificio dónde me las arreglé para sacarme fotografías. Ella se quedó más tiempo con sus amigas en la terraza.
De allí fuimos todos juntos a un guachinche y después a una remota playa en un acantilado. Me esforzaba por hablar y sonreír pero a diferencia de otras ocasiones y de la inmejorable predisposición de nuestras acompañantes llegué a encontrarme extraño y aislado, ajeno a todo. Me sentí muy aliviado cuando pensó que sería mejor no salir de marcha esa noche. Estaba agotado psicológicamente.
Al día siguiente fuimos a una tranquila playa del sur, frente a unas casitas blancas y un tenderete donde vendían cerveza. Fue la última vez que hicimos algo juntos y pese a que estaba algo fresco nos dimos un largo baño. Me dejaba llevar, el final era irremediable pero no sufría, simplemente veía que nuestro tiempo juntos se extinguía.
Ya en casa vimos un rato la televisión, antes de acostarnos hablamos, todavía conseguimos sonreír una última vez juntos, tal vez un reflejo del pasado.
Al día siguiente me acercó hasta el aeropuerto. Tras facturar la maleta le pregunté si no le parecía que vivíamos en dos mundos demasiado opuestos. No me respondió nada convincente. Al coger el avión supe que ya no volvería nunca más a la isla.
Pronto me enteré que ella también tenía la decisión tomada.

jueves, 15 de abril de 2010

LA RED

En las últimas semanas he sido reiteradamente interrogado por mi ausencia en este foro.Diversos emails desde distintas partes del mundo o conversaciones con conocidos en la calle, me han hecho caer en la cuenta de la importancia de mi YO virtual y, hasta cierto punto, su inquietante autonomía respecto al real.
He vuelto, si, pero con cierta precaución, con un tanto de recelo, con miedo, en fin, a que el personaje acabe por devorar a la persona, igual que Saturno hizo con sus hijos.El mundo ha cambiado y pasamos cada vez mayor tiempo en red. Al final del pasado siglo XX, ni tan siquiera disponía de una dirección electrónica o sabía lo que era navegar por internet y ahora cada vez consumo más tiempo conectado, bien por las extranets que mi trabajo me suele obligar a revisar a diario, por la consulta de prensa on line o por el empleo del msn o el yahoo voice.La red ayuda a consolidar amigos o mantener relaciones a larga distancia antes imposibles o impensables pero también atrapa y cobra sus víctimas hasta convertirse para algunos en un sucedáneo de vida incierto, lúdico y virtual, del que es su mejor exponente el ínclito second life, según algunos genial experimento y placentero refugio, según otros auténtico santuario de frikis y pirados de todo pelaje.
Es indudable que los buscadores ponen a nuestro alcance todo el conocimiento posible a golpe de click pero esto no ha hecho a la humanidad, ni siquiera al singular individuo, más sabio o más prudente. Éste se deja llevar por los atávicos sentimientos sedimentados en los meandros de su cerebro de reptil o de primate y queda obnubilado por los por los tentadores cantos de sirena o por las eternas serenatas de los tenores huecos que tanto desdeñaba el poeta y todo aquel que busca ideas detrás de las palabras.Apasionantes viajes, principescos romances, figuras estilizadas, deportivos último modelo, nuevos estilos de vida, espiritualidad indolora, atajos para alcanzar la trascendencia, bombones que no engordan, alargamientos de pene... , con tanta felicidad a nuestro alcance casi parece de mal gusto mostrarse crítico o infeliz, sin embargo, lo que verdaderamente caracteriza nuestro entorno es la desorientación, las contradicciones ( el miedo al cambio climático sin renuncia al consumismo atroz o la hipersensibilidad carente de cualquier referencia emocional que no sea el propio hedonismo ), la trivialización de lo trascendente, la falta de respeto por normas y valores, la esquizofrenia colectiva, la degradación del arte, el imperio de la zafiedad, la falta de armonía.
Las nuevas armas tecnológicas que nos hubieran permitido convertirnos en “semidioses”, nos vuelven más esclavos que nunca.¿Será esta nuestra naturaleza?, o, tal vez, alguien lo cambia todo para que todo siga igual, tal y como nos advertía Lampedusa.

sábado, 6 de marzo de 2010

ESSAOUIRA










Cuando pienso en Marruecos mi mente se recrea con imágenes de Essaouira. Un pueblo marinero de estrechas calles y casas blancas antiguamente llamado Mogador, un nombre que evoca exuberantes aromas, exóticos viajes y excitantes aventuras y cuyo influjo aún sigue presente en todo el pueblo ya que desde el antiguo fuerte portugués, a las murallas con cañones colocados de forma simétrica apuntando a la profundidad del oceano o el trazado mismo de la ciudad todo tiene un profundo sabor colonial.

Essaouira es hoy una tranquila villa donde los marineros que despiezan pescado, entre redes y gaviotas conviven con surferos que lanzan sus melenas al viento y turistas que disfrutan de la amplia y soleada playa, en un lugar apartado del bullicio de la relativamente cercana Marrackech y donde aún es posible la relajación y el paseo.
Del riad Inna al Taros café o al restaurante Les Alizes Mogador, en apenas un fin de semana uno puede sentirse cómodo e integrado en la acogedora población y reconocer las caras de todos los músicos callejeros o de los enredadores profesionales de turistas, que aún mantienen la mirada más limpia que sus vecinos de Agadir o Marrackech.



sábado, 13 de febrero de 2010

XIN NIÁN KUÀI LE ( Feliz Año Nuevo )

Para los que no hayan tenido suficiente con la tradicional celebración del día 31 de diciembre, aún tendrán otra oportunidad. Mañana 14 de febrero es el Año Nuevo Chino ( el 4708 de su calendario ), que viene a equivaler en su cultura a nuestra Navidad. Las celebraciones en realidad duran unos 15 días, de los cuales 7 en principio no se trabaja. Las familias se reúnen, limpian la casa, preparan la comida juntos y, dado el carácter supersticioso de los chinos, todo está cargado de significado. Una de tras tradiciones más populares y que en días sucesivos a buen seguro tendremos ocasión de contemplar en algún informativo, son las danzas del dragón y del león, donde los bailarines portan grandes cabezas tratando de ahuyentar el mal. Muy importante es también el reparto de los sobres rojos cargados de dinero ( sus reyes magos ) y la decoración floral de casas y tiendas, en una especie de ritual purificador. Pero sobre todo, y os puedo garantizar que muchos chinos creen firmemente en esto, con el Año Nuevo se cierra un ciclo y se inicia un nuevo periodo. A cada año lo representa un animal que se repite cíclicamente en un orden preestablecido explicado en varias leyendas. Cuentan los chinos que los dioses pusieron a competir a los animales cruzando el río a nado. Todos empezaron de un extremo pero la más aguda resultó ser la ingeniosa y aparentemente ingenua rata, que se subió encima del buey sin que se diese cuenta, y saltó justo al llegar al otro lado resultando la primera. Me hace mucha gracia esta leyenda porque yo precisamente, como los mayoría de los que mi quinta, he nacido bajo el influjo de la rata. El tercero en llegar fue el tigre que es el año en el que entramos el día 14. Según el zodiaco chino, el tigre se caracteriza por ser un signo cálido, amoroso, independiente, libre y divertido, extremadamente carismático y mágico, y se asocia con habilidades de comunicación y buenas relaciones sociales. El Año del Tigre se va a regir por la valentía y los nuevos retos. Un ciclo favorable para las actividades relacionadas con la comunicación, la infancia, los movimientos ecológicos, el activismo social y económico, las leyes, la política, los deportes, el espectáculo, las artes y el liderazgo. Sin duda un buen año para el movimiento, cambio, novedad y curiosidad. Confiemos en que el tigre nos ayude a salir de la crisis. En todo caso será un gran año para emprender viajes. Siguiendo la tradición china os deseo prosperidad en todo lo que emprendáis en un año que promete ser propicio o en mandarín GONG XI FA CHAI.

domingo, 17 de enero de 2010

CONCURSO DE MICRORELATOS. Las rebajas: finalistas

ELCULTURAL.es
El Concurso tiene por objeto la publicación en la página web de El Cultural.es y en las páginas oficiales de ELCULTURAL.es en Facebook y Twitter el microrrelato ganador Podrán participar en el Concurso las personas físicas que envíen sus microrrelatos originales y escritos en castellano que no excedan los 140 caracteres, en relación con el tema planteado en el apartado 1 de las presentes bases y de acuerdo con los requisitos establecidos en las mismas. EL RETO ES DIFÍCIL. SE PUEDEN UTILIZAR MENOS CARACTERES QUE EN UN MENSAJE DE MOVIL.

Estoy entre los finalistas de la semana. El tema es las rebajas:

Este es el texto:
Jesus Diaz, 13/01/2011.

" Se acabó el aroma a chanel. En las cenas ya no había champán. Volubles son el amor y el comercio, mermada la pasión se rebaja el precio."