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jueves, 15 de abril de 2010

LA RED

En las últimas semanas he sido reiteradamente interrogado por mi ausencia en este foro.Diversos emails desde distintas partes del mundo o conversaciones con conocidos en la calle, me han hecho caer en la cuenta de la importancia de mi YO virtual y, hasta cierto punto, su inquietante autonomía respecto al real.
He vuelto, si, pero con cierta precaución, con un tanto de recelo, con miedo, en fin, a que el personaje acabe por devorar a la persona, igual que Saturno hizo con sus hijos.El mundo ha cambiado y pasamos cada vez mayor tiempo en red. Al final del pasado siglo XX, ni tan siquiera disponía de una dirección electrónica o sabía lo que era navegar por internet y ahora cada vez consumo más tiempo conectado, bien por las extranets que mi trabajo me suele obligar a revisar a diario, por la consulta de prensa on line o por el empleo del msn o el yahoo voice.La red ayuda a consolidar amigos o mantener relaciones a larga distancia antes imposibles o impensables pero también atrapa y cobra sus víctimas hasta convertirse para algunos en un sucedáneo de vida incierto, lúdico y virtual, del que es su mejor exponente el ínclito second life, según algunos genial experimento y placentero refugio, según otros auténtico santuario de frikis y pirados de todo pelaje.
Es indudable que los buscadores ponen a nuestro alcance todo el conocimiento posible a golpe de click pero esto no ha hecho a la humanidad, ni siquiera al singular individuo, más sabio o más prudente. Éste se deja llevar por los atávicos sentimientos sedimentados en los meandros de su cerebro de reptil o de primate y queda obnubilado por los por los tentadores cantos de sirena o por las eternas serenatas de los tenores huecos que tanto desdeñaba el poeta y todo aquel que busca ideas detrás de las palabras.Apasionantes viajes, principescos romances, figuras estilizadas, deportivos último modelo, nuevos estilos de vida, espiritualidad indolora, atajos para alcanzar la trascendencia, bombones que no engordan, alargamientos de pene... , con tanta felicidad a nuestro alcance casi parece de mal gusto mostrarse crítico o infeliz, sin embargo, lo que verdaderamente caracteriza nuestro entorno es la desorientación, las contradicciones ( el miedo al cambio climático sin renuncia al consumismo atroz o la hipersensibilidad carente de cualquier referencia emocional que no sea el propio hedonismo ), la trivialización de lo trascendente, la falta de respeto por normas y valores, la esquizofrenia colectiva, la degradación del arte, el imperio de la zafiedad, la falta de armonía.
Las nuevas armas tecnológicas que nos hubieran permitido convertirnos en “semidioses”, nos vuelven más esclavos que nunca.¿Será esta nuestra naturaleza?, o, tal vez, alguien lo cambia todo para que todo siga igual, tal y como nos advertía Lampedusa.