Vistas de página en total

martes, 30 de octubre de 2007

AMORES QUE MATAN

Muchos nobles conceptos son frecuentemente utilizados para esconder los propósitos más viles, pero pocos términos son tan reiteradamente vilipendiados como la palabra amor. A su amparo se justifican todo tipo de excesos y crueldades, desde una educación represiva de los hijos, al control patológico de la pareja o la castración intelectual del núcleo familiar o social.En todo caso amor supone para muchos la posesión del objeto deseado, lo cual coartará su libertad individual y supondrá un pesado lastre para el desarrollo personal del sujeto amado.
Ese amor exhibicionista y posesivo fructifica en las mentes más ingenuas y caprichosas para florecer con frondosa exhuberancia en las lejanas tierras del caribe donde es idealizado por todo tipo de folletinescas novelas e interminables seriales de televisión.Esos apasionados romances transcienden fronteras y se instalan en nuestro acervo cultural pasando a formar parte de nuestra realidad cotidiana.
Pero en nada se quedaría ese sentimiento si no existiesen rapsodas que lo transformen en palabras que lo vuelvan sujeto, verbo y complemento.Y así, el verbo se hace carne y habita entre nosotros. Se cuela en nuestras casas y nos acompaña desde la pequeña pantalla desde hace años en engendros tan singulares como “ Lo que necesitas es Amor”, donde aterradas mujeres daban segundas oportunidades a individuos que decían maltratarlas sólo “ cuando se lo merecían” o “cuando les provocaban”. Argumentos de gran autoridad moral sin duda.... Me pregunto que entenderían semejantes personajes por provocación. ¿Sería una sopa fría a la comida argumento suficiente para incomodar el espíritu sensible de estas impulsivas almas?
El último paso al vacío lo ha dado este nuevo icono de la hedionda podredumbre catódica conocido como El Diario de Patricia.Una ingenua mujer rusa acude a la televisión esperando encontrarse con sus familiares, en su lugar aparece aquel que la había humillado y degradado. Se arrodilla, le ofrece un anillo, llora, quiere volver con ella. El público, la amorfa masa, siempre simplista y manipulable, se conmueve por tanta pasión y aplaude. Pese a la congoja ella se mantiene firme y no cede. Le pide que la deje continuar con su vida.
Cuatro días después ese individuo que tanto decía quererla, pero sólo para él, acaba con la vida de la desdichada muchacha.Amar es dejar que las personas o las sociedades alcancen el máximo de su potencial, respetar decisiones que a veces no entendemos, no regodearse en el pasado, buscar un futuro mejor, tratar de seguir el camino correcto incluso cuando este sea un incómodo sendero.A veces más vale que nos amen un poquito menos y nos dejen tranquilos encontrar nuestro destino.