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miércoles, 25 de noviembre de 2020

MARADONA Y EL BAR NILO

El bar Nilo es un destartalado establecimiento del barrio de los españoles, en el Nápoles profundo. Allí me encontré este improvisado altar que homenajea, desde hace décadas, el cabello de Maradona.
Pocos jugadores de fútbol son capaces de despertar estas pasiones casi místicas. Un temperamental dios en el campo y un atolondrado demonio fuera de él. Fue grande con equipos pequeños y pequeño con los equipos grandes. Era puro carisma, todo o nada, o conmigo o contra mí. Líder ejemplar en la cancha y nada modélico fuera de ella.
Su vida son blancos y negros. Unos cuantos momentos deslumbrantes y muchos turbios incidentes demasiado oscuros. Nunca le gustaron los grises.
Recuerdo con absoluto detalle y precisión sus dos goles a Inglaterra en el mundial 86; donde los vi y como los viví. La mano de Dios, todo atrevimiento y picardía, y la descomunal arrancada donde por furia, talento y potencia se va en regates sucesivos de medio equipo inglés.
Es lo que tienen los genios su legado queda adherido para siempre entre los cimientos de tu memoria más pretérita, tanto que a veces ya dudas si fue real o fue leyenda.
D.E.P