Con dolor veo como el viento se lleva a una generación entera, un modo
de vida, tradiciones pegadas a la tierra y gratos recuerdos de mi
infancia en interminables veranos en la aldea.
Aquellos paraísos
perdidos donde jugaba libre y despreocupadamente y que se esconden en
los lejanos meandros de mi memoria envueltos de misterio y de magia
desaparecen irremediablemente.
Ya no podré buscar refugio ni amparo en ellos cuando las cosas se compliquen, este mundo desaparece al igual que las gentes que evocaban aquellos momentos.
Y ante la pérdida de la última de su estirpe, esa que pensaba que iba a
sobrevivir siempre, un profundo sentimiento de desorientación, orfandad
y desarraigo me invade.
Lo que El Viento se Llevó era una de las
películas favoritas de mi abuela, con la que tanto me gustaba hablar del
cine de la época dorada, otra cosa que ya no podré hacer a partir de
ahora.
Tanto Escarlata como ella eran dos mujeres avanzadas,
valientes, supervivientes e independientes. No se me ocurre mejor
homenaje que esta clásica secuencia para recordarla con el cariño
intacto de aquel niño que fui y que aún no he dejado de ser del todo.
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jueves, 27 de octubre de 2016
martes, 18 de octubre de 2016
LIDERAZGO
Emplear un poco de tiempo en reflexionar sobre el rumbo personal o
profesional siempre es un ejercicio saludable, mejor si es de la mano de
Miguel Morán, uno de los personajes más divertidos e interesantes de
Gijón. Colaborador con prestigiosas universidades americanas y grandes
multinacionales pero siempre muy arraigado a su tierra... este año ha
elegido a 20 aprendices para que desde la humildad construyan la mejor
visión de si mismos. Toda una suerte y un reto poder formar parte de
este grupo de elegidos durante los proximos 6 meses.
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