Vistas de página en total

miércoles, 21 de noviembre de 2007

EL LABERINTO BOLIVARIANO


García Márquez en el General en su Laberinto relata magistralmente los últimos días de Bolívar, un hombre enigmático y atormentado, culto y sofisticado, dudando, al final de sus días, de si su obra había conducido realmente a un destino mejor para su pueblo.
Unos nativos que tras su muerte y sin el distante parapeto de la Corona, quedaban a merced de los excesos de los sátrapas locales.
El libertador, protagonista de la novela, es un criollo de tez pálida, cabello oscuro y sangre española, nacido en la colonia pero educado en la metrópoli. En su primera juventud sabe superar con gran dignidad la prematura muerte de su adolescente y delicada esposa y en su vuelta al continente, tratando de aplacar su tristeza, asiste a hitos como la coronación de Napoleón como emperador, visita Roma o bebe directamente de las fuentes de la ilustración.

Ese reformador del Caribe aprovecha la interinidad gubernamental de un entonces agonizante imperio español, maniatado por el astuto corso Bonaparte, para hacerse con el control de la colonia. De porte aristocrático, refinado, con exquisitos modales, el general, sin duda un hijo díscolo, pero digno rival y caballero al fin, no reconocería como suya una prole carente de mundo y de luces, ni a subproductos de una húmeda charca, oscura tierra apenas transformada que diría Luis Martín Santos.
Se avergonzaría si algún estrambótico personaje, grotesco, con simiescos modales, tosco porte y nula cultura, ridículo hasta el sonrojo, narcisista hasta la exasperación, soez hasta la nausea y obsesionado por el poder, se declarase su descendiente.
Le dolería que tratase de exorcizar sus fantasmas internos buscando enemistarse con las naciones más prósperas y desarrolladas mientras insolentes descastados rien sus gracias , amparan sus zafiedades o balbucean tarde y mal.
Le agradaría que un noble señor, con coraje y arrestos, un digno caballero de los de antaño, se atreviese a mandarle callar ante el estupor general.

No hay comentarios: