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viernes, 10 de agosto de 2018

¿QUE ES LA REALIDAD?

Lo que sucede a extramuros de nuestra conciencia no es real.
Lo que escapa a nuestro foco de atención, percepción o conocimiento, no existe, al menos para nosotros.
No hace falta recurrir a la física cuántica para comprender que cada distinto observador crea un original universo subjetivo, con toda clase de singularidades y matices.
Desde la cosmogonía disparatada y grotesca del insufrible Puigdemont a la intolerable crueldad de Kim Jong-un, a la lúdica y vaporosa de Kim Kardashian o la falocrática e hipersexualizada de Nacho Vidal. Todo son sesgos, visiones particulares de un universo con opciones infinitas.
Unas gafas de madera que hace que un intenso dolor de muelas pueda atenazar a cualquiera de nosotros más que todo el sufrimiento y la miseria de la humanidad en su conjunto.
Unos referentes tan absurdos en general como la vida por el libro, las mujeres 90,60,90 o las normas de la casa de la sidra. Y una sociedad que pide, acción y más acción para matar cualquier atisbo de pensamiento racional o libre, sellando nuestra única vía de escape posible.
Porque, sin duda, el genuino medio de reivindicar nuestro YO y nuestra propia existencia, es nuestro pensamiento. El pienso, luego existo cartesiano.
Así que meditemos, reflexionemos, escudriñemos los meandros más recónditos de lo más profundo de nuestro ser, sumerjámonos en las abismales tinieblas marinas, próximas a donde naufragó el Titanic, un paraje en el que las corrientes son intensas, la presión es insoportable, nos quedamos sin aliento y el agua está gélida, es allí donde encontraremos los cisnes negros, esos que hacen caer con estrépito paradigmas ridículos y permiten, ya de vuelta a la superficie, volver más conectados con nuestro YO esencial e impregnados por la auténtica realidad que nos corresponde, la de nuestros más íntimos anhelos y sueños.


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