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jueves, 13 de julio de 2006

EL GENIO DE ZIDANE


Mucho se ha hablado, y no precisamente bien, sobre la actuación de mi idolatrado Zidane en la final del mundial. Sin embargo, para mi, el viril gesto del genial y geniudo francés aún lo engrandece más.
No es el vulgar cabezazo de un macarra que, amparado en su superioridad física o de envergadura, destroza el tabique nasal del rival, en este caso el macarra es ese pérfido italiano de lengua viperina, insultante, torticero y conspirador, que se deja caer al suelo cual vulgar mujerzuela apenas percibe el roce del galo, exprimiendo al máximo el reglamento, sin nobleza ni amor propio.
Tampoco es el furtivo codazo del cobarde. No es el insulto del provocador, ni el lloriqueo del débil. Es el acto de un hombre que embiste a la vida para salir del ghetto marsellés, para llevar a Francia a lo más alto en el Mundial 98 y la Eurocopa 2000, para proteger a su familia y a los suyos, para enfrentarse como un nuevo don Quijote a lo que considera injusto.
Igual que minutos antes había devuelto caballerosamente un balón, cuando es amonestado se retira disciplinadamente y sin protestar, con un inconfundible halo de grandeza, desapareciendo para siempre de la escena futbolítica.Te echaremos de menos Zidane.

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