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viernes, 10 de octubre de 2008

AMBIGÜEDAD



Vivimos una época confusa, bombardeados por un exceso de información, rodeados de mensajes contradictorios y tendenciosos.
Los valores se relativizan y las ideologías se diluyen, pero a la vez nuestras acciones están cada vez más interconectadas y nuestras vidas son más poliédricas que nunca. Las circunstnacias nos obligan a jugar diversos roles y como camaleones continuamente nos hemos de adaptar a un entorno cambiante.
Nuestras actuaciones no deben de ser juzgadas de un modo dogmático. La realidad se construye a base de pequeños retazos de historias y así vamos configurando nuestro complejo mundo de pasiones, finanzas, desamores, perversiones, materialismo y soledad. Al final el protagonista es el único juez posible de su propia realidad. Sólo él conoce todas las claves de su historia. El problema es que esa no es TODA la historia porque la realidad no es uniforme, tiene múltiples registros y la tragedia de algunos puede suponer la salvación de otros.
Esa es la propuesta de la caleidoscópica novela del australiano Elliot Perlman, Ambigüedad, uno de los libros más sugerentes y atractivos que he tenido la oportunidad de leer en estos últimos meses, una perfecta reflexión sobre la aventura de sobrevivir a esta convulsa época que nos rodea, buceando en el mundo interior de 7 personas completamente distintas ( un profesor en paro, un psiquiatra, un broker de la bolsa, una ex novia... ) a las que dará la oportunidad de convertirse en narradores de su historia y encajar ésta en el complejo puzzle de la incierta existencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es un libro muy recomendable! voy por el tercer capitulo y me siento fascinada..no puedo dejar de leerlo.

Jesus dijo...

Hola Victoria,
Tienes suerte de estar aún en el capítulo tres, todavía te quedan muchas sopresas que descubrir. El libro te apasionará hasta el final. Con cada personaje descubres un nuevo matiz. Y todos son tan coherentes, profundos y reales...
Gracias por tu comentario y por leer mi blog.
Un saludo,
Jesús