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miércoles, 5 de noviembre de 2008

DE CANALES Y PUENTES



Si los rios representan el fluir del tiempo y el inevitable devenir de la vida que diría Heráclito, son los canales, bellos y barrocos cauces de este flujo de vitalidad, su expresión más artística y poética. Pero donde hay un río o un canal por el que discurren personas e ideas ha de haber un puente que enlace pensamientos y culturas. De ahí el seductor e hipnótico poder de las ciudades de canales y puentes.
Aún recuerdo cuando todavía niño visité Annecy con mis abuelos y me perdí por primera vez en un laberinto de canales, en las originales callejuelas empedradas de este pueblo encantador de la alta Saboya con deliciosos pasadizos como la puerta de Santa Clara y refinadas casas de piedra que parecían aún más bellas reflejadas en las cristalinas aguas que las circundaban. Terminado mi deambular y ya tocando con el lago que colinda con la villa me topé con un edificio bello pero sobrio, el Palais de l' Ile, completamente rodeado de agua con el fin de aislarlo de la ciudad puesto que antiguamente había sido utilizado como prisión. Alcé luego la vista para contemplar el robusto y elegante castillo que protegía la ciudad desde lo alto y reparé en que mi abuelo se acercaba hacia mi preocupado por mi larga ausencia. Con protectora indulgencia puso mi mano sobre mi hombro y me condujo a un bote en el que recorrimos el gran lago, bordeado de magníficas residencias y castillos. El agua era infinitamente pura, el cálido día de septiembre resplandeciente y luminoso, una suave brisa acariciaba mi cara y yo me sentí completamente relajado y feliz. Pensé en los desventurados cautivos que habían ido a parar en el Palais de l' Isle y los compadecí.¡Qué terrible destino es ser cautivo rodeado de una espectacular belleza que no puedes disfrutar!.
Y así otras ciudades con canales siguieron a Annecy.
Chartres, cerca de París y eclipsada por su imponente catedral, pero con un casco antiguo plagado de calles tortuosas, puentes de piedra sobre los canales y lavaderos que evocan a la Edad Media. ¡Qué divertido paseo con Laura en el trencito turístico y que suculenta comida un restaurante típico!
Brujas, en la parte flamenca de Bélgica, con canales plagados de cisnes por los que navegan los barcos con turistas, de la plaza de Burg a la iglesia de nuestra señora y aún más allá. ¡Qué ciudad más encantadora y qué sofoco, por más que las impresionantes vistas compensaran luego el esfuerzo, subiendo por las escaleras del campanario ubicado en la plaza mayor!
Cesky Krumlov, tal vez no es una ciudad de canales al uso pero si una auténtica obra de filigrana rodeada de un anillo de agua en el brazo del río Moldava que forma un pronunciado meandro en ese punto, de original acceso por la pasarela de un castillo y con una fisonomía absolutamente medieval en la que destacan sus fachadas de piedra y de colores y sus puentes de madera. La capital de la bohemia meridional es el decorado más idoneo para un romántico paseo. ¡Que agradable día de mayo de la delicada mano de la mejor compañía posible!
Venecia, sin duda el arquetipo de las ciudades con canales, es pura magia y sofisticación. Un lugar único y especial con lugares llenos de embrujo, la plaza de San Marcos, las góndolas, los puentes de Rialto y de los Suspiros. Era de noche y, completamente perdidos en el seductor laberinto que es la ciudad en sí, se nos hizo tarde para coger el último vapporetto de vuelta a nuestro hotel, situado fuera de la laguna, una espectacular carrera por las empedradas callejuelas y un providencial retraso hizo que mi hermana, dos amigas brasileñas que conocimos durante el viaje y yo pudiéramos dormir a cubierto esa noche. Casi lo lamenté. ¡Que hermoso hubiera sido haber dormido al raso en la ciudad más poética del mundo!
Pero no solo en Europa hay canales. A más de 2000 metros de altura en una zona conocida como pre Tibet ya entre el cielo y la tierra se encuentra Lijiang, un auténtico paraiso. A veces sueño que estoy de nuevo en el palacio de Mu, lugar donde la familia dominante dirigía los destinos de toda la etnia naxi, y puedo contemplar de nuevo toda la ciudad antigua con sus callejuelas empedradas y sus refrescantes canales que trasportan el agua venida directamente del Himalaya. ¡Qué fresca está el agua y qué puro es el aire!
Bonitos recuerdos, si, pero aún muchos canales y puentes por explorar. Mis ojos miran ya al Adriático. Allí se encuentra Ámsterdam. ¡Qué maravilloso es poder disfrutar de la fascinación de ciudades tan singulares!

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