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sábado, 15 de marzo de 2008

SENNIN

Me encanta el relato Sennin, es de Ryunosuke Agutagawa un escritor japonés nacido en 1892. Me parece francamente inspirador, trataré de resumirlo lo más posible para no extenderme demasiado.
El protagonista es Gonzuké, un campesino japonés que llega a Osaka con la idea de convertirse en Sennin, según las leyendas asiáticas un monje sagrado con poderes mágicos como volar o vivir eternamente. Por más que busca en la “ agencia de colocaciones para cualquier trabajo” nadie quiere enseñarle el oficio hasta que un día topa con la mujer del doctor conocida como “vieja zorra” que tras reparar en la ingenuidad del campesino promete revelarle el secreto que lo convertirá en Sennin a cambio de trabajar para ella gratuitamente durante 20 años.Bien sabía la mala mujer que nunca podría darle aquello prometia pero durante 4 lustros retiene a Gonzuke a su servicio haciendo los más duros trabajos domésticos y durante ese tiempo no hay empleado más dócil ni voluntarioso en toda la ciudad.
Concluido, finalmente, ese largo periodo Gonzuké se viste sus mejores galas y acude respetuoso a la presencia de sus amos para que le enseñen como se llega a ser Sennin. La pérfida señora le dice que se lo explicará todo a cambio de que cumpla escrupulosamente sus instrucciones o si no tendrá que trabajar otros 20 años gratis para ella. Su idea es encomendarle cualquier misión imposible para así asegurarse nuevamente sus servicios.Por lo tanto le hace subir al arbol más alto de su jardín, aquel del que apenas se atisbaban sus ramas desde el suelo. Una vez que Gonzuké se encuentra en el punto más alto su ama le ordena que suelte su brazo derecho. El campesino cumple su orden sin vacilación.La cruel señora contrariada, y pese a la oposición de su marido el doctor, exige que haga lo mismo con su brazo izquierdo. Gonzuke no lo duda y suelta su otro brazo.Sin embargo, en vez de caer al abismo, y para sorpresa de sus amos, Gonzuké queda suspendido en el aire, les hace una reverencia, comienza a subir en el aire para desaparecer finalmente volando en el horizonte.
Cuando me encuentro con desaprensivos jugando con las ilusiones de inocentes, poniendo incluso en peligro sus vidas ( todavía siguen llegando pateras a España ), cuado leo la prensa y veo como se tratan de organizar engaños masivos, cuando he de acatar normas absurdas, cuando observo el diabólico sistema de oposiciones y lo detestable que es convertir a determinados individuos en una casta especial, o simplemente cuando recuerdo mis largos años en la facultad de Derecho estudiando un temario sin sentido que me ha dado un título pero nada me ha aportado personalmente siempre pienso en Gonzuké el Sennin y me pregunto si el sin sentido puede tener, a veces, algún sentido.

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