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martes, 10 de febrero de 2009

LA IDEOLOGÍA O LA PERVERSION DE LA IDEA

Las ideologías son las invisibles cadenas que atenazan nuestra sociedad.
La ideología es discriminatoria y sectaria, no evoluciona ni trata de entender el medio en el que vive, no se adapta a los cambios ni a las nuevas tendencias.
La ideología es gregaria, cobarde y acrítica. Necesita líderes, emblemas y estructuras. Siempre la justifican ancestrales leyendas, complicadas jerarquías y mitificados mártires. No fomenta la originalidad ni el pensamiento libre. Destruye al contrario, que siempre es el culpable de todos los males y se lapida al diferente, al que trata de eliminar, al menos socialmente. El grotesco rebuzno resuena por los altavoces del poder y se convierte en verdad incuestionable.
Por el contrario, la idea es flexible e inspiradora, curiosa y obstinada, plantea conflictos y retos.
La idea es incomoda con el poderoso y ofrece consuelo al débil, engrasa los organismos anquilosados, desarma estructuras, pone en entredicho a los mitos y cuestiona ancestrales creencias ( eppur si muove, murmura Galileo tras abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribuna de la Santa Inquisición ).
La idea es un soplo de aire fresco que no requiere de la coerción o de complicadas jerarquías para sostenerse pero es un peligro para el que se acomoda o para el que no quiere dejar de hacer lo mismo.
En épocas de crisis más que nunca se necesitan ideas que nos alumbren, que nos inspiren y nos ayuden a cambiar.
Necesitamos liberarnos del lastre de complicadas estructuras y de charlatanes que siempre tratan de engañarnos con lo mismo. Desconfiemos de los mapas de La Isla del Tesoro que un merchero nos saldó un domingo en el rastro y sigamos nuestra ruta habitual con paso firme y plenos de confianza porque como decía el poeta el camino se hace al andar.